Con motivo del día 4 de Octubre, Día Mundial de los Animales, la Ong ADDA, junto a sus socios europeos, recuerda la importancia de participar en la Iniciativa Ciudadana Europea, ICE, para que la Unión Europea cumpla con la prohibición de poner fin a los experimentos con animales y se comprometa a evolucionar la ciencia.
Encabezada con el mensaje “Save Cruelty Free Cosmetics” y “Cosméticos sin crueldad”, esta ICE ofrece la oportunidad de ayudar a poner fin al sufrimiento de millones de animales que actualmente se utilizan en Europa en la investigación y ensayos, impulsando una ciencia relevante para los humanos, una mejor seguridad para los productos y la protección del medio ambiente.
A los ciudadanos europeos les importa el problema de la experimentación animal como así quedó reflejado en la encuesta realizada en 2020 por Savanta ComRes mostrando que el 74% de los adultos de la UE, consideran que las pruebas con animales para productos cosméticos y sus ingredientes son inaceptables en todas las circunstancias. Asimismo, el 72 % están de acuerdo en que la UE debe establecer objetivos y plazos vinculantes para eliminar gradualmente los ensayos con animales y el 70 % están de acuerdo en que debe ser una prioridad de la UE permitir la sustitución completa de todas las formas de experimentación con animales.
Para que la ICE sea considerada por la Comisión, debe obtener el apoyo de al menos un millón de ciudadanos de la UE de firmas verificadas: por lo tanto, su firma puede realmente influir para poder alcanzar el millón requerido.
La voz de los ciudadanos de la UE debe escucharse alto y claro.
Los 58 europarlamentarios españoles, menos uno, respaldaron la propuesta que debe prosperar con nuevas leyes que concreten la realización.
28 septiembre 2021
Redacción.- Hito histórico para la ciencia
y para el respeto que merecen el resto de los animales. El pleno del Parlamento
Europeo, órgano máximo de debate y decisión política de la Unión, adoptó el
pasado 15 de septiembre por 667 votos a favor, 4 en contra y 16 abstenciones,
la resolución intitulada “Plans and
actions to accelerate a transition to innovation without the use of animals in
research, regulatory testing and education / Planes y acciones para acelerar
una transición hacia la innovación sin el uso de animales en la investigación,
las pruebas reglamentarias y la educación”. Se trata, de momento, de una
declaración de intenciones con carácter jurídico, pero sin obligaciones normativas todavía. Un empeño que debiera
plasmarse próximamente en nuevas leyes más estrictas y concretas que deriven
hacia un fin definitivo de los crueles y muy dudosos ensayos que utilizan
anualmente a millones de animales. La iniciativa fue impulsada el pasado mes de
junio por cinco organizaciones internacionales: PETA (People for the Ethical
Treatment of Animals), HSI (Humane Society International), Eurogroup for
Animals, y los dos lobbys de presión continentales de los cuales forma parte Ong
ADDA, Cruelty Free Europe y la ECEAE (European Coalition to End Animal
Experiments).
La resolución, que sí influenciará en futuras decisiones y será tomada en cuenta por la jurisprudencia, marca un antes y un después entre un modelo científico arcaico y una investigación, educación y revisión futura mucho más fiable y relevante. En concreto, el texto, una puerta abierta a un futuro libre de dolor, hace referencia a tres objetivos específicos:
La eliminación total a largo plazo de los experimentos con animales, con metas e hitos intermedios que deben ser estipulados por el grupo de trabajo interdisciplinar que tiene que crearse.
La financiación decidida y sólida por parte de la Unión y los estados miembros de la investigación, validación y difusión de nuevos métodos alternativos que permitan prescindir de animales para los experimentos y establecer modelos más fiables y precisos.
La defensa del medio ambiente y la seguridad, que será más eficaz si se aplica una metodología de última tecnología. Siguiendo el reglamento de la Agencia Europea de Químicos (Reglamento REACH), se deberá adoptar y aplicarse, sin excepción, cada nuevo modelo alternativo tan pronto éste sea validado.
La moción aprobada hace especial hincapié
también en la necesidad de visualizar un nuevo esfuerzo por parte de todos los
estados miembros, y en la importancia que ha de tener la educación, la
formación y el reciclaje continuo de la comunidad educativa, administrativa y
científica, respecto al uso de los nuevos métodos alternativos que vayan
apareciendo.
La
abstención de una eurodiputada española.
Izaskun
Bilbao,
miembro del Partido Nacionalista Vasco y de la coalición liberal y conservadora
europea Renew Europe, fue la única de la lista de 58 eurodiputados españoles
que se abstuvo en la votación. El
resto, 57, a los que Ong ADDA envió una carta personalizada para informar de la
importancia de la votación, respaldaron todos la iniciativa. Todo ello, muy a
pesar de que España, de momento, no ha
hecho ningún paso decisivo para financiar los métodos alternativos, ni ha
adoptado compromiso firme alguno para poner fin a los ensayos animales para la
investigación científica.
La
experimentación en cifras.
Hay que recordar que, según el último
informe publicado por la Comisión, en el año 2018 se utilizaron en Europa un
total 10.572.305 millones animales
para pruebas; unas cifras que suponen una reducción escasa de un 2% anual en
los últimos diez años, el tiempo en el cual viene aplicándose la Directiva relativa
al uso de animales para fines científicos (Directiva 2010/63/UE), que aboga por
la reducción, el refinamiento y el
reemplazo. Dicha Directiva, así como el Reglamento de Cosméticos (Reglamento CE 1223/2009) han sido vulnerados en
múltiples ocasiones recientemente. Es el caso de las pruebas de pirógenos
(donde se comprueba si una substancia ocasiona fiebre al animal), para las
cuales existen métodos alternativos validados, o de las nuevas decisiones de la
ECHA (la Agencia Europea de Químicos), que obligan a las empresas a testar
productos e ingredientes, incluyendo aquellos destinados a la industria
cosmética, en animales.
Otras
resoluciones similares
Hasta ahora el compromiso más firme y con plazos específicos marcados para poner fin a cierto tipo de ensayos con animales viene de los Estados Unidos. En septiembre de 2019, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) del país norteamericano anunció que para 2035 no conduciría ni financiaría ya ningún experimento más que involucrara a mamíferos. Para llegar a este objetivo único i concreto, estableció una reducción paulatina de las inversiones, que en el año 2025 debieran ser un 30% menores con respecto a los niveles de 2019.
El prestigioso Karolinska Institutet hace un estudio de las opiniones de políticos, académicos e investigadores, situando los métodos de ensayo alternativos como única y prometedora vía de fututo para la ciencia.
11 junio 2021
Karolinska Institutet
Es un cambio absoluto de
la mentalidad hasta ahora imperante. Un artículo recién publicado que hace una
fotografía y que también saca, sus propias conclusiones, claras y evidentes. “La ciencia debe cooperar con las
instituciones para validar más rápidamente, y para transmitir la nueva tecnología
existente de manera más eficaz, con el fin de avanzar hacia un modelo más
ético, preciso e innovador”. Una afirmación que no viene de cualquier
institución. Se trata del Karolinska
Institutet uno de los principales centros universitarios del mundo en el
campo de la medicina. Un complejo situado en Solna, cerca de Estocolmo
(Suecia), que apuesta claramente por los métodos alternativos. De hecho,
prefiere llamarles “Nuevos Métodos” y
cambia también la denominación común del inglés Replacement (reemplazo) por el Placement
(colocación). Son indicios más que suficientes para deducir que las
conclusiones van dirigidas hacia una nueva
ciencia libre de animales, y no solo por una mera sustitución paulatina u
ocasional.
Los autores del artículo,
Monica Björklund y Mattias Öberg, expertos en sus respectivos campos de la toxicología
y comunicación, se basaron en extensas entrevistas a investigadores,
académicos, miembros del parlamento sueco, miembros de la industria científica
y organizaciones interesadas. En ellas, los políticos animan por un lado a los
científicos a colaborar y a entender mejor las reglas de validación de nuevos
métodos con el fin de acelerar todo el proceso, y por otro, los científicos,
creen que los políticos debieran ser conscientes del poder que poseen para
influir en la adopción de nuevas regulaciones e implementarlas. Y los miembros
del Parlamento instan a los representantes de la industria a hablar con
claridad y a explicar mejor el potencial de los Métodos Alternativos, tanto
para el desarrollo de la industria, como para la seguridad, el medio ambiente y
la salud humana.
El objetivo clave que se
desprende de las opiniones de unos y
otros, es la cooperación entre todas las partes y el priorizar una mejor
comunicación para impulsar definitivamente esa nueva ciencia. Muchos académicos
tienen la percepción de hablar únicamente para su propio sector, advirtiendo
que las conclusiones de sus investigaciones no llegan, o no son suficientemente
claras para los políticos, ni las organizaciones, ni tampoco a los ciudadanos. Recomiendan,
en este sentido, once puntos que permitan avanzar hacia un modelo comunicativo
que haga comprensibles los nuevos hallazgos y también las necesidades más
inminentes. Una de las empresas consultadas, y más ampliamente conocidas, es L’Oréal, que lanza un mensaje claro en
este sentido: “Accesibilidad! Los
mensajes científicos y técnicos tienen que ser más fácilmente comprensibles
para los no expertos. Hay que ayudar al consumidor final a entender la
relevancia del proceso”.
Otra de las importantes conclusiones,
coincidentes tanto por parte de los entrevistados como los autores, es que hay que dar un paso más allá de la
ética. Por supuesto que la experimentación con animales inflige un severo
maltrato hacia seres indefensos, pero sobretodo también es inútil desde el
punto de vista de la precisión. ¿Cómo se
puede deducir lo que afecta y no afecta a los humanos experimentando con
especies que, al menos metabólicamente, nada tienen que ver con ellos? Resulta
especialmente importante la insistencia en este punto para convencer aquel
sector de la Academia y de la ciencia que continua mostrándose reticente a
abandonar la inercia metodológica que se ha prolongado durante más de un siglo
y que no ha conducido a ninguna parte más que al lucro momentáneo y a un
promedio de error del 95% en sus conclusiones. Tanto desde el Parlamento, como desde la Asociación Sueca de la
Industria Farmacéutica, se advierte que la precisión, la rapidez y la
innovación que supone el desarrollo de las técnicas alternativas han de
conducir a futuras e infinitas posibilidades de negocio y de avance científico.
En estos términos se expresa uno de los diputados que ha participado en el
estudio: “Solo hemos explorado la
superficie. Más gente debe abrir sus ojos ante lo que ya es posible actualmente”.
Suecia
entre los 5 países líderes.
Esta publicación todavía no es un plan de acción concreto, pero
sí supone un cambio de paradigma que viene respaldado por la Hoja de Ruta en el
campo de la investigación que el gobierno sueco adoptó en diciembre de 2020. Se
trata de un acuerdo para el avance científico que afirma lo siguiente: “Suecia puede convertirse en un líder mundial
en el campo de los Métodos Alternativos
que pueden contribuir a crear nuevos
puestos de trabajo y nuevas empresas. Actualmente
ya existe una gran demanda de métodos más baratos, más rápidos y más seguros”.
El país escandinavo entra pues, de esta manera, en el selecto grupo de estados que ya se han comprometido legalmente, de un modo u otro, a avanzar hacia una ciencia innovadora, fiable y libre de animales. El primero fue el Reino Unido en 2015, con un Plan Estratégico elaborado por la agencia Innovative UK, integrada por más de 60 expertos científicos e industriales. En 2016, el Ministro de Agricultura holandés, Martijn Van Dam, dio instrucciones al Comité Nacional para la Protección de los Animales utilizados con Fines Científicos (NCad) para confeccionar un plan gradual de abolición de estas prácticas. Le siguieron, ya en 2020, Estados Unidos, con un Documento de Trabajo iniciado por Andrew Wheeler, presidente de la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA) y finalmente Noruega, que iniciará un estudio público para instituir un Plan de Acción en favor de una futura investigación innovadora y libre de animales. Unas decisiones que quedan todavía, y lamentablemente, muy lejos de lo que es la realidad española.
Los tres macacos cautivos han sido liberados y pasarán el resto de sus vidas en el centro de rehabilitación de Semproniano (Toscana).
9 junio 2021
Los macacos durante su traslado al centro de Semproniano (Foto: LAV)
Contemporánea con la Ong ADDA, la LAV (Lega Anti Vivisezione), fundada en 1977 y con sede en la ciudad de Roma, es una de las principales asociaciones italianas que informa de una buena noticia. La Universidad de Verona es la tercera que en los últimos seis años se ha comprometido por escrito a poner punto y final, definitivamente, a las prácticas de experimentación con simios. El compromiso fue firmado entre ambas partes, por el Rector Pier Francesco Nocini y el alcalde Federico Sboarina, que han liderado el proceso por voluntad propia y casi sin intermediarios. La liberación definitiva sucedió a principios de este mes de junio 2021, cuando ellos mismos decidieron otorgar a la LAV la custodia de los tres macacos todavía residentes y enjaulados. Son tres machos, de 3, 4 y 28 años, que han sido sometidos a ensayos cerebrales e implantes dolorosos y que ahora podrán rehacer sus vidas en la semi-libertad que ofrecen las instalaciones de Semproniano, un centro de recuperación de especies exóticas y de fauna salvaje situado entre las colinas y los bosques de la Maremma Toscana, en la provincia de Grosseto. Unas dependencias que acogen actualmente más de un centenar de animales (entre caballos, leones, cerdos, cebras, ovejas, monos, toros y vacas) rescatados de: la cría intensiva, los circos, el tráfico ilegal y ahora, de la vivisección.
Los
precedentes
Los tres nuevos residentes liberados se
hospedarán ya de manera permanente en un amplio espacio dotado de refugios interiores y
de una vasta extensión al aire libre. Un ambiente que sigue los más altos
estándares de calidad a nivel internacional y que se esfuerza en recrear al
máximo el hábitat original de procedencia de la especie (Macaca fascicularis) proveniente de los bosques del sud-este
asiático y de la Isla Mauricio –la gran exportadora de estos animales-, y en respetar
al mismo tiempo las características etológicas, o sea, de comportamiento, que
le son comunes. Allí se reunirán con medio centenar de otros congéneres, que,
tras su infortunio inicial que obtuvieron,
finalmente, esta suerte y un respaldo,
Porque en septiembre de 2015, y gracias también al empeño e insistencia de la
LAV, la Universidad de Módena (en la Emilia-Romaña), cerró su laboratorio de primates
y liberó a 16 ejemplares. Y en 2017, las autoridades del Véneto acordaron, por
primera vez, el acuerdo con la Universidad de Padua, que acabó con su actividad
de la experimentación y que entregó, también, 27 simios al CRASE (Centro de
Recuperación de Animales Salvajes y Exóticos) de Semproniano. Unas cifras a las
que hay que añadir 9 individuos provenientes del Instituto Superior de Sanidad
y un macaco japonés (Macaca fuscata)
rescatado hace sólo unas semanas de un particular.
Biología
y recuperación
A pesar de la existente legislación al
respecto (DIRECTIVA
Europea 2010/63/UE y Decreto Legislativo italiano, nº 26, de 4 de marzo de 2014),
que dicta claramente que el uso de simios antropoides (chimpancés, bonobos,
gorilas y orangutanes) para la experimentación está prohibida, y que el sometimiento de los otros primates no
humanos está sujeto a restricciones, las condiciones en los laboratorios siguen
siendo demasiado crueles. Los macacos son utilizados mayormente para la
investigación de afectaciones neuronales o neurodegenerativas. malviven
separados, encerrados en pequeñas jaulas, en recintos interiores y apartados
por completo del medio natural. Su dieta omnívora (pequeños insectos pero
sobretodo frutas, vegetales, cortezas de árboles, semillas, flores u hongos) resultó
interrumpida abruptamente, cosa que acarrea daños al metabolismo y que se unen
a comportamientos anormales derivados del intenso estrés. Las heridas
provenientes de los implantes son notorias, como así lo evidencia las marcas
que presenta el macho de 28 años que acaba de llegar desde el laboratorio de
Verona. Una recuperación en tales condiciones no es tarea fácil. En Semproniano
la llevan a cabo primatólogos y personal veterinario especializado, que aparte
de su cuidado, investigan con el fin de
establecer protocolos que permitan otorgar más bienestar a estos desgraciados
animales que, afortunadamente, ya volvieron a nacer.
Un resumen del trabajo bienestarista con los
27 simios que llegaron en el año 2017, puede consultarse en el siguiente
artículo publicado este 2021 en la revista Primates:
“Evaluation of an enrichment programme
for a colony of long-tailed macaques(Macaca fascicularis)in a rescue center”.
En él se analizan hormonas como el cortisol y se evalúa su evolución. Se
observa, también, el comportamiento de los animales; y se concluye, entre otras
cosas, que en la rehabilitación más que la alimentación, es el trato especial que reciben del personal, la interacción y las
actividades grupales, pues juegan un papel crucial para una nueva vida en
plenitud.
Hace falta no olvidar que en Italia quedan todavía otros centros que siguen experimentando con primates. De momento, y a pesar de la insistencia, las Universidades de Turín y Parma no parecen receptivas a dejar de lado los ensayos. Para la LAV y para otras organizaciones como Oltre la Sperimentazione Animale, estos centros son ahora su prioridad. Quizás sea solamente… una cuestión de tiempo.
Los datos de 2019, como en el caso de España, muestran un incremento de aquellas pruebas que causan dolor grave a los animales
10 febrero 2021
J. G. Se han hecho públicas las estadísticas respectivas al año 2019 sobre la experimentación en Flandes. Por estas fechas, todos los estados europeos, incluído España (que las publicó a primeros de diciembre), tienen la obligación de reportar dichos datos al respecto. Se trata de un censo que proviene de las cifras que deben aportar, conforme a lo dispuesto en la ley, las empresas involucradas en proyectos de investigación que hayan realizado sus tests en animales.
Los datos de Flandes, que nos proporciona GAIA, la organización que, como ADDA, es miembro de Cruelty Free Europe (uno de los principales lobbys europeos contrarios al uso de animales en experimentación), son relevantes por la preocupación que causan, más si sumamos su parecido en determinados aspectos negativos con los que hizo públicos hace dos meses el Gobierno Español. El Ministerio de Medio Ambiente de la región neerlandesa los publicitaba por la ligera bajada en el número total de tests, como un logro político: ha habido 253.433 en 2019, en comparación con los 262.479 de 2018. Sin embargo, las pruebas que provocan un sufrimiento severo a las distintas especies utilizadas crecieron en número y pasaron de las 37.271 de 2018 a las 37.604 de 2019, (en España estos mismos números también aumentaron y pasaron de los 52.818 tests severos de 2018 a los 60.162 de 2019). GAIA, por medio de su responsable, Michael Vandenbosch, insistía en que reducir este tipo de pruebas debiera ser una prioridad, especialmente si tenemos en consideración que Bélgica ocupa, según la última estadística europea vigente (2015-2017) el quinto puesto en el ranking de estados que practican más experimentos que comportan un dolor agudo. La ONG, con sede en el centro de Bruselas, desmiente de esta forma los logros del gobierno y recalca que en cualquier caso la bajada en la cifra total de tests no es fruto de ninguna política estructural, sino más bien del fin de uno u otro proyecto concreto.
Animales perjudicados
La
estadística, a la que hacemos referencia sobre todo para poder establecer esta
comparación con los datos españoles (un reporte que podéis encontrar en este
mismo blog), muestra también claramente como el número de experimentos ha
crecido y damnificado especialmente algunos animales. El aumento más llamativo,
es el del uso de gatos para pruebas, de los 19 usados en 2018 se ha pasado a
los 206 en 2019. También ha subido la utilización de primates (de 5 a 7), de hámsters
(195 en 2018 en comparación con los 396 de 2019) y de ovejas (498 involucradas
en 2019 por las 427 de 2018). Y otro dato preocupante: como en el estado
español, se han duplicado las pruebas destinadas a comprobar la viabilidad de
las condiciones de cría intensiva en granjas. Se ha pasado de los 503
experimentos de 2018 a los 1.182 de 2019. Una tendencia que va más allá de la
materia concreta y que evidencia que el modelo de ganadería industrial en
Europa tampoco parece que vaya a cambiar a corto plazo.
Soluciones propuestas
Frente
a la situación expuesta, GAIA insiste en que el Gobierno no ha llevado a cabo todavía
ningún plan estructural, como así se requería, para resolver un problema que es
de ética, como venimos remarcando, pero también de salud pública. La
organización propone, entre otras, dos medidas principales para intentar
aportar soluciones inmediatas. La primera pasa por tasar con un impuesto los
tests en animales para penalizar de algún modo dicha práctica e invertir
después el dinero recaudado en proyectos de investigación de nuevos métodos
alternativos. En segundo lugar, insta al Gobierno a comprometerse en reducir un
10% anualmente el número de experimentos. Un comité formado por políticos,
científicos y activistas, debería decidir después la mejor manera de llegar a
ese objetivo.
El galardón anual de 6.000 euros que entrega Cruelty Free Europe se destina íntegramente a combatir la experimentación con animales.
25 enero 2021
Justo en la fecha de
nacimiento, el 13 de enero, de Geoffrey Deckers, muerto el pasado mes de junio,
fundador de Een Dier Een Vriend (“Un animal, un amigo”), coordinador de PETA en
los Países Bajos y miembro también de Cruelty Free Europe, se hizo pública la
dotación de 6.000 euros en su honor para combatir las prácticas crueles a que
se someten miles de animales todavía en los laboratorios europeos. Geoffrey
dedicó su vida a ese propósito, al trabajo cooperativo y a la difusión entre la
población. Buscando esos valores, la coalición europea de la cual ONG ADDA forma
parte destina ahora un pedacito de sus fondos a la joven organización Eco Veg
Animals, de Bosnia Herzegovina.
Esa entidad, con sede en
Sarajevo, es miembro también de Cruelty Free Europe desde su reciente fundación
en el año 2019. Ha asistido y compartido las dos últimas reuniones de este
lobby con nosotros, y ha puesto ya de manifiesto en reiteradas ocasiones su
insistencia sobretodo en el campo de la educación. Es la primera organización
dedicada a la defensa de los animales en el país balcánico, tarea que compagina
con la lucha ecologista y con la difusión y el avance hacia un modelo ambiental
integral y respetuoso. Un modelo que debe permitir la óptima conservación de
los hábitats naturales y con ello aportar un beneficio evidente, sin distinción
alguna y por igual, a humanos y animales. Focaliza actualmente su trabajo en
tres campos: la oposición al uso de animales para diferentes necesidades
humanas (ganadería intensiva o industria de la piel), la organización de la feria
de difusión vegana Vegan Fest, que ha llegado ya también a otras ciudades
españolas y europeas, y la presión para la reducción del uso de animales en
experimentación.
Eco Veg Animals invertirá
el dinero de este primer premio a su campaña destinada a acabar con el uso de
animales en los grados de enseñanza superiores. De momento, y paso a paso, ha
logrado ya sin vuelta atrás la eliminación total de esas prácticas en la
Facultad de Veterinaria de la Universidad de Sarajevo. Los objetivos de este
año, empujados ahora y respaldados por esta ayuda ilusionante, se centrarán en
mirar de perseguir idéntico camino en otras facultades, como las de Medicina o
Biología, que todavía hacen sufrir a individuos y a especies con una excusa
didáctica un poco paradójica. La organización bosniana dedicará especial énfasis
también a la difusión. Esto es, a la comunicación, tanto a empresas como a
ciudadanos, de los beneficios de una ciencia más precisa, ética y segura,
apartada del modelo tradicional, de inercia insana, que supone la
experimentación con animales, que mueren o son torturados todavía por millones
hoy en día y a pesar de directivas y consensos, en laboratorios europeos.
El Premio Geoffrey Deckers, que tiene especial consideración por aquellas entidades que disponen de menos recursos para hacer frente a sus campañas, tendrá un carácter anual y volverá a ser convocado en diciembre de 2021, para hacer público el nuevo ganador nuevamente a día 13 de enero, en este caso ya de 2022.
La iniciativa la lanza Cruelty Free Europe en honor a Geoffrey, fundador de la ONG holandesa Diervriendelijk Nederland, que murió repentinamente en junio de este año.
13 enero 2021
Cruelty Free Europe, el lobby europeo con sede en Bruselas del cual ONG ADDA forma parte, ha puesto en marcha este galardón en homenaje a quien fue uno de sus miembros más activos y con más trayectoria para poner fin a las crueles pruebas a que son sometidos todavía millones de animales en los laboratorios europeos y mundiales. El premio se destina a proyectos que persigan esta finalidad y está pensado especialmente para aquellas organizaciones, grupos o coaliciones del continente que cuentan con un potencial o unos recursos más reducidos.
Geoffrey Deckers fue un
decidido activista por la protección y el bienestar de los animales, miembro de
la Asociación Holandesa contra la Vivisección, coordinador de PETA en los
Paises Bajos y fundador, en 1998 de la organización Een Dier Een Vriend (“Un
animal, un amigo”), con sede en Den Haag (La Haya). Entre las múltiples
campañas que llevó a cabo, más allá de los límites de la Unión Europea,
destaca, sobre todo, el logro que supuso poner fin a la experimentación
biomédica con chimpancés en Holanda. Una campaña que acabó, en 2006, con el
traslado hacia un santuario de los últimos primates cautivos de laboratorio.
El premio, de carácter
anual, tendrá una dotación de 6.000 euros y se entregará cada 13 de enero, para
coincidir así con el aniversario de Geoffrey. Se otorgará sólo a aquellos
grupos que demuestren un compromiso decidido para poner fin a la
experimentación con animales y tendrá en cuenta especialmente los proyectos que
permitan avanzar, de manera clara y eficaz, hacia esos objetivos.
MICHELLE THEW, responsable ejecutiva de Cruelty Free Europe: “Un fuerte compromiso con la unión destacó en Geoffrey. Se relacionó de manera natural con grupos animalistas y defensores de la protección de los animales en todo el mundo, y estuvo siempre presente para dar respaldo y animar a todo aquel que apostara para la consecución de ese objetivo. El Premio Geoffrey Deckers es nuestra manera de honorar y continuar con el espíritu de divulgación y colaboración que él siempre tuvo”.
ADRIE VAN STEIJN, Presidenta de Diervriendelijk Nederland: “Con este premio que hace honor a todo lo que Geoffrey hizo por los animales, su pérdida resulta un poco más llevadera; se nos fue de repente, era demasiado joven. Tenía todavía muchas tareas pendientes para asegurar una mejor vida a los animales, libre de sufrimientos. Con este galardón, otros compañeros podrán continuar aquello que él no pudo terminar”.
INFORMACIÓN:
Para obtener más información sobre la iniciativa podéis poneros en contacto con Cruelty Free Europe, mandando un correo electrónico a info@crueltyfreeeurope.org.
CRITERIOS DE ELECCIÓN:
La organización que opte al premio debe:
Tener su sede en el continente europeo.
Estar comprometida a acabar con la experimentación con animales .
Ser una organización no violenta.
Disponer de unos ingresos anuales inferiores a los 100.000 euros.
Se darán premios a proyectos relacionados con la finalización de los tests en animales.
Puede ser una campaña pública, o bien actividades de formación, divulgación o coordinación.
Las organizaciones se podrán beneficiar más de una vez.
Los miembros asociados de Cruelty Free Europe también pueden optar al premio.
Los grupos interesados deberán detallar por escrito:
Su constitución y funcionamiento, confirmando que se ajusta a los criterios anteriores.
El Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación hace públicos los datos anuales a que obliga la Directiva Europea sobre la protección de los animales utilizados para fines científicos (DIRECTIVA 2010/63/UE), una orden transpuesta a nivel estatal mediante el Real Decreto (53/2013).
A pesar de las repetidas evidencias, a pesar de la
insistencia y a pesar de las constantes peticiones, el estado español sigue
realizando pruebas, con el mismo número y volumen, en todo tipo de animales. La
cifra total de usos en experimentación, correspondientes al año 2019, es de
817.742 tests realizados. Eso significa una escasa disminución de 18.354 experimentos
con respecto a 2018. Reducción engañosa puesto que, sin saber exactamente el motivo,
Castilla y León ha dejado de informar, de al menos la mitad de las pruebas realizadas.
Significa que en el caso de incluir esta información se igualarían, o superarían,
las estadísticas del ejercicio anterior. Es la conclusión que se extrae del Informe sobre usos de animales en
experimentación y otros fines científicos, incluyendo la docencia en 2019,
hecho público a principios de diciembre de 2020 por el Ministerio.
Se destaca especialmente un dato grave; aumentan los tests de pirógenos, lo que significa, la inducción de productos (patógenos o materiales) para comprobar si estos provocan o no una reacción febril en el organismo. En 2018, estas pruebas realizadas mayoritariamente con conejos llegaron a las 8.802 y en 2019 fueron 8.827. El incremento es pequeño (25 más) pero los números resaltan de manera especial cuando se ve que la cifra significa casi un cuarto del total de los tests contabilizados para el mismo período en la Unión Europea (35.172). Todo ello, a pesar del foco específico que recientemente han puesto los lobbys de presión continental en el asunto, porque los experimentos de pirogenicidad pueden ya realizarse de manera más que validada en métodos alternativos, como son, por ejemplo, los modelos de células humanas cultivadas in vitro. No usar alternativas validadas contradice, en consecuencia, la legislación europea y el reglamento español que la transpone, publicado en el año 2013.
Prueba de pirogenicidad: Los conejos permanecen inmovilizados durante horas, inyectándoles la sustancia de prueba en la vena de sus orejas y comprobando su temperatura a través de las sondas que les introducen profundamente en el recto. (foto iStock)
Otro punto a considerar es el daño que los diferentes
experimentos infringen a los animales. La norma divide esta catalogación en 3
grados distintos: “leves”, “moderados”,
o “severos”, y añade también la categoría “sin recuperación” que hace
referencia a la muerte definitiva y que se produce, en gran parte, en pruebas
tóxicas como pueden serlo los dramáticos experimentos de letalidad realizados
con Toxina Botulínica (Test L50 de Botox). Es cierto que las pruebas de
toxicidad totales presentan un ligero descenso (de 103.087 en 2018 a 97.536 en
2019), pero el total de casos graves se acrecienta. Mientras bajan las
afecciones leves y moderadas, la cifra de casos severos se eleva de 52.818 a
60.162, y la tasa de no supervivencia, “sin recuperación”, alcanza los 55.091
casos, por los 38.163 del año 2018.
Hay que destacar, también, que los experimentos
relacionados con la investigación básica (comportamiento, fisiología, etc.)
descienden ligeramente (de 395.708 a 373.108) mientras que aquellos destinados
a investigación aplicada (enfermedades concretas, tratamientos, etc.) presentan
un notable incremento (218.568 en 2018 y 282.744 en 2019). A pesar de que el
informe asegura que en la mayoría de los casos el sufrimiento de los animales
no pasa de moderado, los experimentos dedicados a investigación oncológica o al
tratamiento de enfermedades respiratorias son susceptibles de originar más
angustia y dolor que aquellos que buscan sólo dirimir aspectos biológicos o de
comportamiento. Es remarcable en este último apartado, el aumento exponencial
de pruebas que se derivan de la necesidad de negocio de las explotaciones
industriales ganaderas o de acuicultura. Hay dos marcadores que evidencian otro
perjuicio a los ya dañinos efectos contaminantes y de respeto hacia los
animales que conllevan las explotaciones intensivas. El primero, el número de
tests destinados al comportamiento, etología o biología animal en granjas que
utilizan mayormente, pollos de engorde, gallinas ponedoras, conejos y peces, que
pasó de los 89.654 en 2018 a los 90.094 en 2019. Asimismo, las pruebas para
comprobar el “bienestar animal” en recintos de cría intensiva se multiplicaron
por 10: de las 5.186 realizadas en 2018 se pasó a las 54.316 del pasado
ejercicio.
En cuanto a las especies, cabe resaltar que baja
ligeramente el número de mamíferos involucrados en experimentos (especialmente
roedores, cerdos, conejos, vacas y primates)
y que sube en especial la cifra de peces, cefalópodos, anfibios,
réptiles y aves de corral utilizados. Preocupantes son también las cifras de
procedencia de dichos animales torturados aún en pleno siglo XXI a pesar de la
evidencia científica reiterada y de los métodos alternativos validados
existentes. Durante el último ejercicio, en este sentido, aumentaron en 15.178
los animales procedentes de establecimientos no registrados. Y lo hicieron de 3
a 328 los nacidos en recintos de fuera de la Unión Europea, que quedan habitualmente
regulados por legislaciones mucho menos exigentes.
Hay que especificar que los datos del informe, que habrá que comparar ahora con los equivalentes publicados de otros países europeos, se basan en el número total de experimentos y no en el número total de animales utilizados. Significa que existen animales que repiten y que se contabilizan como “reutilizados”, aunque no se especifica el número de veces que lo han sido, por lo cual es imposible hacer el cálculo total de individuos involucrados. Recalcar que sigue sin haber constancia alguna de inversión por parte del estado español, para investigar e incentivar los métodos alternativos.
Cruelty
Free Europe, grupo de presión contra la experimentación con animales del que
forma parte ONG ADDA, la organización internacional PETA y más de 450 marcas y
empresas libres de crueldad que trabajan hacia el cambio normativo, incluidas
Dove, Simple o The Body Shop, entre otras, han enviado una carta abierta al
Parlamento Europeo, a la Comisión Europea y al Consejo de Europa. El objetivo
es defender las prohibiciones de pruebas y de comercio con animales incluidas
en el vigente Reglamento de Cosméticos de la UE. Un reglamento que, con la
última modificación de 2013, establecía un precedente ejemplar para garantizar
la seguridad de sus productos sin tener que someter a los animales a pruebas
crueles. Ahora esta legislación lograda con un amplio consenso está en peligro
por los recientes pronunciamientos de la Agencia Europea de Productos Químicos
(ECHA), que abre la puerta a probar, también en animales, todos aquellos
ingredientes presentes en los cosméticos que puedan suponer un cierto riesgo
por la seguridad de empleados y de consumidores.
La carta reprocha a la Comisión Europea y a la Agencia Europea de Productos Químicos de haberse desvirtuado la normativa establecida, con la única excusa de garantizar las estrictas medidas de seguridad del Reglamento de Registro, Evaluación, Autorización y Restricción de productos Químicos (REACH). Un registro de auditoría que deben seguir todos los fabricantes por motivos de prevención, y que hasta ahora prohibía, en el caso de los cosméticos, las pruebas con animales. Unos experimentos que ahora pueden volver a sufrir miles de ratas y conejos, también aquellos animales gestantes, condenados a alimentarse por fuerza con un ingrediente cosmético antes de ser asesinados y diseccionados.
«La prueba de productos de belleza y sus ingredientes en animales es fea y punto», dice la doctora Julia Baines, responsable de políticas científicas de PETA. «PETA une esfuerzos con empresas compasivas para exigir un enfoque amable de las pruebas cosméticas no condene la vida de animales sensibles y que implique sólo tests alternativos, tal como exige la ley«.
La directora de Asuntos Públicos de Cruelty Free
Europe, Kerry Postlewhite asegura que: «Los ciudadanos europeos y sus
representantes en el Parlamento Europeo lucharon duramente por estas
prohibiciones, que han sido un modelo para muchos otros mercados. Hay que
mantener pues lo que estaba previsto para evitar el sufrimiento innecesario de
animales en pruebas de cosméticos «.
La carta constata también como el mundo se aleja progresivamente de la experimentación con animales. En 2018, el Parlamento Europeo pidió la prohibición mundial de este tipo de tests en cosméticos para el año 2023. Por otra parte, en una reciente encuesta europea de ámbito global, un 84% de los encuestados dijo que no compraría ningún producto cosmético si supiera que se había probado previamente en animales.
La carta, a la que apoyan también organizaciones de
peso como Eurogroup for Animals o Humane Society International, se reproduce
íntegramente en el documento adjunto.
Ong ADDA, decana en España en la Defensa de los Animales, fundada en 1976 y que desde sus inicios ha estado trabajando intensamente, durante años, con los grupos europeos hasta el logro del fin de los experimentos en los productos cosméticos, considera un atraso intolerable y vergonzoso esta tentativa por parte de la industria química.
Los innecesarios tests en animales no aumentan la seguridad de una vacuna.
26/11/2020 Aerzte Gegen Tierversuche
La ONG alemana Aerzte Gegen Tierversuche / Doctors Against Animal Experiments,
miembro de la Coalición Europea ECEAE de la cual también forma parte ONG ADDA
en España, constata una vez más en un reciente artículo, la nula necesidad de
experimentar con animales para probar la eficacia de un medicamento o, en este
caso, una vacuna. Refieren en su texto como la industria de la investigación se
ha centrado en insistir en los últimos meses que las pruebas en animales han
sido decisivas para el supuesto éxito en la consecución de las vacunas contra
la COVID-19. Cuando de hecho, la realidad, ha sido la contraria: el rápido
desarrollo de estas vacunas ha evidenciado lo ineficaces e innecesarios que resultan
los tests en animales. La organización con sede en Colonia, fundada en 1979, hace
un nuevo llamamiento a hacer un giro hacia una ciencia y una tecnología más
humana y libre de maltratos. El objetivo básico es ver, en un futuro no lejano,
como importantes vacunas y medicamentos pueden ser desarrollados de manera más
rápida, segura y fiable.
A lo largo de las últimas semanas, tres de
las empresas que han lanzado su proyecto de vacuna contra el virus SARS-CoV-2
anunciaron el éxito de los estudios que han llevado a cabo y que han
involucrado a miles de personas. Muchos expertos advirtieron, no obstante, que
convendría rebajar el optimismo, puesto que los resultados sólo son
preliminares y los datos científicos todavía deben publicarse. Esto no ha
impedido que algunos defensores de las pruebas con animales hayan atribuido ese
esperado éxito a tales experimentos. Un examen detallado de la situación deja
claro, sin embargo, que los tests en animales no han contribuido, para nada, ni
en el desarrollo ni tampoco en la mejora de la supuesta eficacia de dichas
vacunas.
Es un requisito legal testar,
prácticamente, todos los medicamentos y vacunas en animales antes de poder ser
trasladadas y probadas en humanos. No obstante, y puesto que esos experimentos
resultan demasiado largos, y que la experiencia demostró que son poco fiables
también para la actual crisis del COVID-19, muchos tests en animales se
acortaron, se obviaron o se realizaron simultáneamente a las pruebas con
humanos. “Las vacunas candidatas de la
compañía farmacéutica alemana BioNTech y las de la corporación norteamericana
Moderna sólo se probaron en monos después de haber sido aplicadas a centenares
de personas. BioNTech inyectó sus cuatro modelos de vacuna en humanos, y a
partir de los datos derivados del estudio, se decantó por una de ellas, la que
ahora es ya publicitada. Esto significa que los resultados de los experimentos
con los primates simplemente carecían de valor”, explica la doctora Dilyana
Filipova, científica de Doctors Against Animal Experiments. Esas vacunas fueron
probadas en ratones justo antes de ser testadas en personas por primera vez
sólo por el mero hecho de obtener los requisitos legales pertinentes. Fue un
simple trámite, ya que es absolutamente imposible asegurar ninguna fiabilidad
ni prevención con esas pruebas, porque los ratones no se infectan de manera
natural con el virus SARS-Cov-2. “El
hecho de haber realizado experimentos con animales por causa de leyes obsoletas
no supone prueba alguna de su presunta indispensabilidad y necesidad”,
añade la bióloga.
No representa ninguna sorpresa que no se
haya dado prioridad a las pruebas con animales en la investigación de la
COVID-19, porque ya se sabe que aproximadamente el 95% de todos los
medicamentos que resultan eficaces en los animales, fallan luego cuando son
administrados a los seres humanos. Además, y hasta donde hoy en día alcanzamos
a saber, no existe ninguna otra especie animal que desarrolle los mismos
síntomas complejos que provoca el virus SARS-CoV-2 en los humanos. “A pesar de la terrible afirmación de algunos
defensores de los experimentos con animales diciendo que una vacuna no sería
posible sin servirse de ellos, lo cierto es que el avance tan veloz en el
desarrollo de remedios tan distintos sólo ha sido posible porque esas pruebas
se han saltado en muchos casos”, explica Filipova. La necesidad del
desarrollo de métodos de investigación más precisos, humanos y libres de
torturas está creciendo en todo el mundo. Ahora mismo, por ejemplo, 10
mini-órganos humanos, llamados organoides, o tejidos, pueden ser infectados por
el virus SARS-CoV-2 y proveer importante información sobre las interacciones
que provoca el patógeno en el organismo de una persona. En Estados Unidos
recientemente se lanzó un programa para probar vacunas utilizando chips de
multi-órganos. O también por otro lado, complejos modelos informáticos son ya
utilizados para analizar la efectividad de medicinas o vacunas. “Esos modelos han proporcionado nuevos
conocimientos importantes acerca del Coronavirus. El desarrollo y obtención de
las tan celebradas vacunas es posible sólo gracias a esa metodología
alternativa y a los datos obtenidos de pacientes”, constata Filipova.
En Alemania, menos del 1% del presupuesto
público se invierte ahora mismo en esos métodos fiables y modernos. El resto,
un 99%, se sigue desperdiciando con experimentos que involucran animales. Filipova
es categórica: “Exigimos que se
redistribuya la financiación y que se reconozcan legalmente esas tecnologías
alternativas como métodos de prueba en el desarrollo de medicamentos, en lugar
de experimentos obsoletos con los animales. Esa es la única manera de poder
desarrollar remedios y vacunas eficaces y seguras, de un modo más rápido y
fiable.”