Air France confirma definitivamente que cesa el transporte de primates

La aerolínea francesa asegura finalmente que a partir de junio no permitirá que estos animales puedan viajar más en sus aviones.

17 diciembre 2022

Tan solo faltaba la confirmación final. La fecha definitiva en la que Air France, efectivamente, detendría el negocio del traslado de macacos. La compañía gala, con sede en Tremblay en France, núcleo muy cercano a París, anunció el pasado mes de junio textualmente que “en coherencia con su estrategia, se decidió finalmente a acabar con el transporte de primates, hecho que va a culminarse cuando finalicen sus lazos contractuales con los organismos de investigación”. Parecía una maraña con escasa credibilidad, que podía prolongarse por un largo tiempo con la excusa de la frase interpretable. Pero ha sido todo lo contrario: seriedad, puntualidad y un paso de gigante para frenar el comercio destinado a la experimentación. A raíz de la pregunta que directamente formuló a la empresa Aymeric Caron, diputado animalista de la formación France Insoumise, Christophe Boucher, delegado de la compañía en representación de su director general, Benjamin Smith, respondió con un concreto y firme compromiso: “Después de un periodo de transición acordado con las diferentes partes, la completa finalización de nuestras operaciones con los animales se efectuará, ya como muy tarde, a partir del mes de junio de 2023”.

Es una victoria aplaudida y conseguida tras una batalla de 26 años que empezó y ha perseguido siempre como prioridad la organización francesa One Voice, que como Ong ADDA forma parte de la Coalición Europea para poner Fin a los Experimentos con los Animales (ECEAE). Los últimos años, y en sincronía con asociaciones internacionales como son la londinense Action for Primates, la estadounidense PETA (People for the ethical Treatment of Animals), o más a nivel local la catalana Stop Camarles, se ha intensificado la campaña  para parar un comercio que tiene su foco principal en paraísos tropicales donde se capturan estos animales y se crían para ser vendidos a laboratorios y otros centros de supuesta investigación.

Un negocio lucrativo

La gran mayoría de primates que la ciencia, con la excusa de un bien superior para la raza humana, utiliza todavía, pertenecen a dos razas diferentes pero similares en características: Macaca fascicularis (macacos de cola larga) y Macaca mulatta (monos Rhesus). Son principalmente originarios de Vietnam, Camboya, Indonesia y Mauricio, sitios que poseen selvas y bosques frondosos que son cuna para estos animales que comparten tantos rasgos y características con los humanos. Se calcula que cada año más de mil jóvenes ejemplares se trasladan a partir de estos enclaves hasta Francia. La Plataforma Silabe, centro controlado y financiado por fondos ministeriales de la Universidad de Estrasburgo, es dentro del país galo quien retiene a algunos de ellos para experimentos, mientras distribuye a otros hacia múltiples laboratorios de Alemania, Italia y Reino Unido, como son Aptuit, Bayer AG, Accelera o Covance et Merck. Allí acaba un calvario nada deseable en sótanos poco lujosos, cajas claustrofóbicas, soledad extrema, suministro de productos tóxicos e irritantes o ensayos cerebrales de una metodología errónea y nulos resultados, y además algún que otro maltrato. Ningún agradecimiento ni estímulo. Meramente resistencia heroica que concluye a menudo con la simple eutanasia. Fin de una vida aislada, triste, con un solo viaje sin retorno en sus inicios, realizado en lúgubres bodegas de aviones sin ventilación y condiciones térmicas frecuentemente extremas. 

Contexto i futuro de la prohibición    

Con la retirada aplaudida de Air France, ya solo 3 compañías siguen transportando a los macacos y contribuyendo a una rueda lucrativa que involucra anualmente a 10.000 monos para experimentos en el Viejo Continente. Son la española Wamos Air, la egipcia Egypt Air y la rusa Air Bridge Cargo. Empresas que siguen presionadas por las diferentes organizaciones de defensa de los animales, y ahora también por las nuevas leyes europeas, que desde noviembre prohíben totalmente utilizar macacos descendientes de ejemplares capturados en su medio natural (los llamados F1).

Queda aún mucho camino a recorrer, y la siguiente demanda, por lo menos en lo que hace referencia a Air France, va centrada en ampliar la petición para frenar asimismo el uso de otros animales. Porque Francia sigue siendo desgraciadamente líder en empleo de gatos para ensayos, y es el segundo de Europa tras el Reino Unido que más utiliza perros en laboratorios.

ENLACES DE INTERÉS:

Campanya de One Voice contra el transporte de primates de Vietnam y Mauricio: https://www.experimentation-animale.com/la-france-au-coeur-dun-commerce-opaque-et-cruel/

Estudiantes de la Universidad de Estrasburgo se niegan a trabajar con hámsteres

Los estudiantes piden evitar el uso de animales si no es imprescindible, limitar su utilización en el ámbito académico y evitar sus sufrimientos

14 diciembre 2022

No experimentar con los animales si no es necesario, aunque sea con fines académicos. Es la queja de algunos de los estudiantes del Máster en Ecofisiología, Ecología y Etología de la Universidad de Estrasburgo, que se han negado a realizar trabajos prácticos con hámsteres en este primer trimestre. Todos ellos alegan razones éticas.

El detonante fue una de las prácticas, programa para el 8 de septiembre. Esta consistía en colocar una sonda en el abdomen de los hámsteres para poder registrar la temperatura de forma continua. “Tuvimos que rasurar y desinfectar al animal, el encargado hizo la incisión, luego instalamos el sensor, cosimos la carne y colocamos las grapas”, explica a Le Monde uno de los estudiantes.

“Seis semanas después, los hámsteres se asfixian con CO2. Los abrimos, recuperamos las sondas para obtener los datos, pesamos los testículos y tomamos el tejido adiposo pardo que analizaremos durante otros dos TP haciendo PCR. Pero no hicimos nada de eso: el responsable se negó a dejarnos continuar si no habíamos puesto las sondas”, sigue otro de los alumnos implicados.

En concreto, siete de los veintidós inscritos no quisieron completar el trabajo de ecofisiología. Alegaban razones éticas, que no fueron atendidas por el profesor, que de inmediato les anunció que, si no realizaban la práctica, suspenderían esa parte de la asignatura.

Los alumnos piden aplicar la ‘regla de las tres r’: reemplazar, reducir, refinar. En otras palabras, evitar el uso de animales si no es imprescindible, limitar su utilización en el ámbito académico y evitar sus sufrimientos. Ellos creen que matar un hámster “no se justifica por consideraciones científicas”.

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Fuente de informació: La Vanguardia