Nuevos pasos en Europa para investigar pirógenos sin animales

Un artículo científico resume las distintas conclusiones de una conferencia liderada por la EDQM (European Directorate for the Quality of Medecines & Health Care) y confirma la senda trazada para eliminar completamente los ensayos de conejos.

11 Octubre 2023

Foto: iStock

Poco a poco, pero afortunadamente las alternativas a la experimentación con animales se abren paso en Europa. Prueba de ello fue la conferencia celebrada en febrero, “The future of pyrogenicity testing: Phasing out the rabbit pyrogen test”, que ahora mismo se ha plasmado en un informe publicado en la revista Biologicals.

El evento, que transcurrió en dos jornadas, fue organizado en conjunto por la EDQM (la Farmacopea Europea), la Asociación Europea para las Alternativas a la Experimentación con Animales (European Partnership for Alternative Approaches to Animal Testing (EPAA) y el Consejo. Incluyó varios debates y ponencias por parte de ejecutivos de instituciones continentales, así como de investigadores de Alemania, Francia, Bélgica, Canadá, China, Japón, India o Brasil.

El motivo principal del acto fue el de constatar los importantes pasos que se han hecho para erradicar las pruebas de conejos, fomentar la cooperación entre actores, impulsar la formación de los científicos y detectar las flaquezas que impiden que el proceso de transición hacia los métodos alternativos fluya más rápidamente.

¿Qué son los pirógenos y cómo se detectan?

Se denominan pirógenos las sustancias o agentes vivos que actúan sobre el hipotálamo (porción del cerebro que entre otras funciones sirve como enlace entre los sistemas nervioso y endocrino) y producen un aumento de temperatura corporal (la fiebre). De forma mayoritaria pueden encontrarse estos tres tipos:

  • La Interleucina – 1: un tipo de citocina, o molécula señalizadora, producida cuando células como macrófagos o mastocitos del sistema inmune son activadas por un agente externo.
  •  Los liposacáridos: ubicados en la membrana exterior de las bacterias Gramnegativas, como son la Salmonella o Escherichia, distingidas de las otras por tener esta sustancia y otras diferentes.
  •  Y los distintos patógenos (virus o bacterias que causan una respuesta del sistema inmune que deriva en el mencionado incremento térmico).

Estos elementos pueden dividirse según sean endotoxinas o exotoxinas. Las primeras se hallan en la pared celular de diversas bacterias (como ya se mencionaron los lipopolisacáridos), mientras las segundas son sustancias secretadas por patógenos (como lo es la toxina Botulínica, o Botox, liberada por la especie Clostridium botulinum), que potencialmente pueden convertirse en muy dañinas para el conjunto del organismo.

El test en conejos

La ciencia respaldó siempre la investigación en este campo con las pruebas de conejos (Rabit pirogen test, por su denominación inglesa). Esta metodología comenzó a aplicarse en 1942. Se emplean para ella estos pacíficos mamíferos lagomorfos que son inmovilizados por el cuello, y sometidos a la inoculación de sustancias administradas por vía intravenosa, a través de la oreja. Se comprueba consiguientemente si hay reacción de fiebre en los conejos y se deduce de ahí si la dosis concreta puede constituir peligro para el organismo. Son ensayos que comportan agonía y sufrimientos muy notables a estos animales, y en gran parte de ocasiones finalizan con su muerte, bien por los daños causados o porque no pueden servir más a su propósito.

Científicamente hablando, estas pruebas, que no fueron nunca validadas, tienen dos lagunas claras. La primera es la imposibilidad de profundizar más en los detalles a nivel  cualitativo, relativos a los tipos de pirógenos que se detectan. La segunda es la evidente diferencia metabólica entre un ser humano y un conejo, que viene a ser casi igual a comparar coles con peras, de ahí los múltiples problemas detectados en estadios posteriores, en la inyección de vacunas, la administración de fármacos o la colocación de ciertas prótesis a humanos.

Las alternativas

Por todo ello, y la mayor conciencia a nivel ético de la ciudadanía, se encuentran ya disponibles otros métodos alternativos validados. El primero, el LAL (Lysate Amebocyte Limolus) que es usado desde 1977, y cuestionado pues se basa en la extracción de sangre del cangrejo herradura del atlántico (Limulus polyphemus) de la cual se aprovechan los distintos amebocitos (células fagocitarias presentes en los invertebrados) que se activan ante las endotoxinas. Derivado de este, y desde 2004 en adelante funciona el llamado rFC (o factor C recombinante) consistente en proteínas producidas a partir de la ingeniería genética, que poseen igualmente la capacidad de detectar únicamente endotoxinas.

Pero el más completo y menos invasivo es sin duda el MAT (Monocyte Activation Test), validado por la ECVAM (European Center for the Validation of Alternative Methods) en el año 2006, incluído el 2008 en la FDA (Food and Drug Administration) americana e insterado el 2009 en el capítulo 2.6.30 de la Farmacopea Europea. Se basa en preparados in vitro de monocitos que provienen de sangre humana y líneas celulares cultivadas. A parte de resultar sumamente preciso tiene la capacidad de identificar de igual forma tanto a las endotoxinas como a las exotoxinas.

¿Fin de los ensayos de conejos: 2026?

A pesar del desarrollo de estas pruebas más éticas y robustas, el descenso en los ensayos de animales no ha sido hasta ahora el deseado. En el 2015 unos 50.000 conejos se utilizaban aún en la Unión Europea en 14 estados miembro. Desde entonces el empleo de este método ha bajado un 50% y ha quedado concentrado en 10 países, entre los cuales España, que usa más de 8.000 animales cada año.

En 2021 la Farmacopea Europea (EDQM) tomó el compromiso de poner fin a este experimento en 5 años (2026). Publicó para ello (2022) la Estrategia de Pirógenos (New Pyrogenicity Strategy), que prevé redactar un nuevo capítulo para dichas sustancias (5.1.13) y suprimir los ensayos de conejos en más de 60 textos. Las principales dificultades para llegar a este punto tan deseado son el precio, la disponibilidad de los sistemas (kids) de MAT, y la aún escasa colaboración y formación que existe entre la ciencia y las diferentes instituciones. Este acto, y el artículo que ha derivado, tratan de solucionar estas carencias, y avanzar para que Europa finalmente lidere este cambio y pueda empujar a su turno a otros países que presentan más retraso, consolidando un modelo más fiable para la salud humana, y respetuoso, de una vez por todas, con los animales.

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