La multinacional de cosméticos incorpora el sello internacional Leaping Bunny que certifica que no experimenta ni testa en animales ninguno de sus ingredientes
10 marzo 2021
Después de meses de trabajo a primeros de
marzo la compañía francesa, fundada en 1904 en el municipio de Blois (región de
Centre-Vall del Loire, cerca de París) recibió el visto bueno para poder
certificar todos sus productos bajo el sello Leaping Bunny. Aunque la imagen
tardará aún unos meses en hacerse visible en sus productos, los requisitos ya
están comprobados. La incorporación y el compromiso de esta multinacional,
miembro del Grupo L’Oréal, que es referente en la comercialización de productos
para el cuidado del cabello, de la piel, o de la protección solar, con
presencia en más de 120 países, es un paso firme y un ejemplo para la difusión
del respeto hacia los animales. Aunque, en parte, esos cambios resulten ser
también beneficiosos y sean planificados como estrategia de marketing
empresarial, garantizan, sin lugar a dudas, un avance hacia un mundo libre de
crueldad.
El certificado Leaping Bunny, creado en 1996 por un total de 8 organizaciones internacionales, exige a las marcas el poder comprobar de manera exhaustiva, toda la cadena de ingredientes utilizados en la confección de sus productos. Este sello garantiza la trazabilidad de toda una empresa, y no sólo de uno o varios de sus productos acabados. Para obtenerlo, Garnier también tuvo que inspeccionar y presentar un informe relativo a sus 500 proveedores, que suministran cerca de 3.000 ingredientes, acreditando que éstos no realizan ningún test en animales. La marca se compromete, así mismo, a no comercializar sus productos en lugares que exijan previamente pruebas en ratones, conejos, ratas o cobayas, que son las especies más usadas, y permite poder ser auditada, cada año y de manera independiente, por inspectores ajenos a su círculo de influencia. Con la incorporación de este peso pesado de la industria cosmética, Leaping Bunny, que cuenta ahora mismo con un total de 2.100 compañías certificadas, da un paso más muy importante.
La decisión ofrece una nueva oportunidad para salvar de muerte y sufrimiento severo a 12.600 ratas y conejos.
Marzo 2021
La Sala de Recurso de la
Agencia Europea de Químicos (ECHA) falló de nuevo a favor de un recurso
presentado por un grupo de empresas que manejan un tipo de sustancias conocidas
como Zinc Dialquil Ditiofosfatos. Se trata de aditivos que se usan como parte
de fluidos hidráulicos, unas mezclas líquidas de variantes propiedades que
tienen la función de lubricar, mantener, separar y depurar la más diversa
amalgama de sistemas de ingeniería mecánica.
Por la posible toxicidad
de algunos de estos componentes y siguiendo el mandato del reglamento REACH,
que entró en vigor el 1 de junio de 2007 y que fue el responsable de la propia
puesta en marcha de la Agencia Europea de Químicos, la ECHA se guarda la
posibilidad de obligar a la realización de nuevas pruebas o de tests
adicionales cuando hay dudas sobre la seguridad de ingredientes o productos.
Sucedió así mismo en este caso que contamos. La Agencia ordenó a este grupo de
empresas a hacer 2 nuevos tipos de
investigaciones para comprobar la viabilidad de 13 de estas sustancias. Las
pruebas, estudios de toxicidad en dosis repetidas a 90 días y evaluaciones de
desarrollo prenatal, implicaban la utilización de 12.600 animales en total,
entre ratas y conejos. El método empleado hubiera consistido, para resumir, en la
introducción repetida en dosis variables de elementos potencialmente tóxicos a
los animales mediante un tubo que se les coloca en la garganta.
El
recurso presentado
Las empresas alegaron que
estas pruebas eran innecesarias. Se trataba de sustancias nuevas sí, pero
“similares”, es decir, que podían compararse con aditivos parecidos ya testados
previamente, sin tener que someter a largos y dolorosos sufrimientos a miles de
animales. Las compañías, con la ayuda de otros actores como Cruelty Free
Europe, el lobby europeo que lucha en contra de la experimentación con animales
y del cual ONG ADDA forma parte, presentaron un recurso a la Sala de Recursos
de ECHA, que forma parte de la misma Agencia pero que funciona de manera
independiente. A finales de febrero la decisión fue clara: ECHA debe conceder a
las empresas, por lo menos, la posibilidad de argumentar la validez de su
propuesta, que se basa en releer las pruebas ya existentes en sustancias
similares para evitar así un nuevo proceso largo y poco ético.
Casos
recientes similares
La fuerza de la novedad radica en la suma de casos recientes que refuerzan un principio básico del reglamento REACH. El que dice claramente que los animales sólo deben utilizarse para el test de productos como último recurso y cuando no haya alternativas validadas al respecto para hacerlo. En este mismo blog podéis consultar la sentencia que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea emitió al respecto del caso de la empresa ESSO Rafinage, a quien la ECHA había obligado, a pesar de la existencia probada de alternativas, a testar una sustancia nueva en conejos para comprobar su posible toxicidad prenatal.
Los datos de 2019, como en el caso de España, muestran un incremento de aquellas pruebas que causan dolor grave a los animales
10 febrero 2021
J. G. Se han hecho públicas las estadísticas respectivas al año 2019 sobre la experimentación en Flandes. Por estas fechas, todos los estados europeos, incluído España (que las publicó a primeros de diciembre), tienen la obligación de reportar dichos datos al respecto. Se trata de un censo que proviene de las cifras que deben aportar, conforme a lo dispuesto en la ley, las empresas involucradas en proyectos de investigación que hayan realizado sus tests en animales.
Los datos de Flandes, que nos proporciona GAIA, la organización que, como ADDA, es miembro de Cruelty Free Europe (uno de los principales lobbys europeos contrarios al uso de animales en experimentación), son relevantes por la preocupación que causan, más si sumamos su parecido en determinados aspectos negativos con los que hizo públicos hace dos meses el Gobierno Español. El Ministerio de Medio Ambiente de la región neerlandesa los publicitaba por la ligera bajada en el número total de tests, como un logro político: ha habido 253.433 en 2019, en comparación con los 262.479 de 2018. Sin embargo, las pruebas que provocan un sufrimiento severo a las distintas especies utilizadas crecieron en número y pasaron de las 37.271 de 2018 a las 37.604 de 2019, (en España estos mismos números también aumentaron y pasaron de los 52.818 tests severos de 2018 a los 60.162 de 2019). GAIA, por medio de su responsable, Michael Vandenbosch, insistía en que reducir este tipo de pruebas debiera ser una prioridad, especialmente si tenemos en consideración que Bélgica ocupa, según la última estadística europea vigente (2015-2017) el quinto puesto en el ranking de estados que practican más experimentos que comportan un dolor agudo. La ONG, con sede en el centro de Bruselas, desmiente de esta forma los logros del gobierno y recalca que en cualquier caso la bajada en la cifra total de tests no es fruto de ninguna política estructural, sino más bien del fin de uno u otro proyecto concreto.
Animales perjudicados
La
estadística, a la que hacemos referencia sobre todo para poder establecer esta
comparación con los datos españoles (un reporte que podéis encontrar en este
mismo blog), muestra también claramente como el número de experimentos ha
crecido y damnificado especialmente algunos animales. El aumento más llamativo,
es el del uso de gatos para pruebas, de los 19 usados en 2018 se ha pasado a
los 206 en 2019. También ha subido la utilización de primates (de 5 a 7), de hámsters
(195 en 2018 en comparación con los 396 de 2019) y de ovejas (498 involucradas
en 2019 por las 427 de 2018). Y otro dato preocupante: como en el estado
español, se han duplicado las pruebas destinadas a comprobar la viabilidad de
las condiciones de cría intensiva en granjas. Se ha pasado de los 503
experimentos de 2018 a los 1.182 de 2019. Una tendencia que va más allá de la
materia concreta y que evidencia que el modelo de ganadería industrial en
Europa tampoco parece que vaya a cambiar a corto plazo.
Soluciones propuestas
Frente
a la situación expuesta, GAIA insiste en que el Gobierno no ha llevado a cabo todavía
ningún plan estructural, como así se requería, para resolver un problema que es
de ética, como venimos remarcando, pero también de salud pública. La
organización propone, entre otras, dos medidas principales para intentar
aportar soluciones inmediatas. La primera pasa por tasar con un impuesto los
tests en animales para penalizar de algún modo dicha práctica e invertir
después el dinero recaudado en proyectos de investigación de nuevos métodos
alternativos. En segundo lugar, insta al Gobierno a comprometerse en reducir un
10% anualmente el número de experimentos. Un comité formado por políticos,
científicos y activistas, debería decidir después la mejor manera de llegar a
ese objetivo.
El galardón anual de 6.000 euros que entrega Cruelty Free Europe se destina íntegramente a combatir la experimentación con animales.
25 enero 2021
Justo en la fecha de
nacimiento, el 13 de enero, de Geoffrey Deckers, muerto el pasado mes de junio,
fundador de Een Dier Een Vriend (“Un animal, un amigo”), coordinador de PETA en
los Países Bajos y miembro también de Cruelty Free Europe, se hizo pública la
dotación de 6.000 euros en su honor para combatir las prácticas crueles a que
se someten miles de animales todavía en los laboratorios europeos. Geoffrey
dedicó su vida a ese propósito, al trabajo cooperativo y a la difusión entre la
población. Buscando esos valores, la coalición europea de la cual ONG ADDA forma
parte destina ahora un pedacito de sus fondos a la joven organización Eco Veg
Animals, de Bosnia Herzegovina.
Esa entidad, con sede en
Sarajevo, es miembro también de Cruelty Free Europe desde su reciente fundación
en el año 2019. Ha asistido y compartido las dos últimas reuniones de este
lobby con nosotros, y ha puesto ya de manifiesto en reiteradas ocasiones su
insistencia sobretodo en el campo de la educación. Es la primera organización
dedicada a la defensa de los animales en el país balcánico, tarea que compagina
con la lucha ecologista y con la difusión y el avance hacia un modelo ambiental
integral y respetuoso. Un modelo que debe permitir la óptima conservación de
los hábitats naturales y con ello aportar un beneficio evidente, sin distinción
alguna y por igual, a humanos y animales. Focaliza actualmente su trabajo en
tres campos: la oposición al uso de animales para diferentes necesidades
humanas (ganadería intensiva o industria de la piel), la organización de la feria
de difusión vegana Vegan Fest, que ha llegado ya también a otras ciudades
españolas y europeas, y la presión para la reducción del uso de animales en
experimentación.
Eco Veg Animals invertirá
el dinero de este primer premio a su campaña destinada a acabar con el uso de
animales en los grados de enseñanza superiores. De momento, y paso a paso, ha
logrado ya sin vuelta atrás la eliminación total de esas prácticas en la
Facultad de Veterinaria de la Universidad de Sarajevo. Los objetivos de este
año, empujados ahora y respaldados por esta ayuda ilusionante, se centrarán en
mirar de perseguir idéntico camino en otras facultades, como las de Medicina o
Biología, que todavía hacen sufrir a individuos y a especies con una excusa
didáctica un poco paradójica. La organización bosniana dedicará especial énfasis
también a la difusión. Esto es, a la comunicación, tanto a empresas como a
ciudadanos, de los beneficios de una ciencia más precisa, ética y segura,
apartada del modelo tradicional, de inercia insana, que supone la
experimentación con animales, que mueren o son torturados todavía por millones
hoy en día y a pesar de directivas y consensos, en laboratorios europeos.
El Premio Geoffrey Deckers, que tiene especial consideración por aquellas entidades que disponen de menos recursos para hacer frente a sus campañas, tendrá un carácter anual y volverá a ser convocado en diciembre de 2021, para hacer público el nuevo ganador nuevamente a día 13 de enero, en este caso ya de 2022.
La iniciativa la lanza Cruelty Free Europe en honor a Geoffrey, fundador de la ONG holandesa Diervriendelijk Nederland, que murió repentinamente en junio de este año.
13 enero 2021
Cruelty Free Europe, el lobby europeo con sede en Bruselas del cual ONG ADDA forma parte, ha puesto en marcha este galardón en homenaje a quien fue uno de sus miembros más activos y con más trayectoria para poner fin a las crueles pruebas a que son sometidos todavía millones de animales en los laboratorios europeos y mundiales. El premio se destina a proyectos que persigan esta finalidad y está pensado especialmente para aquellas organizaciones, grupos o coaliciones del continente que cuentan con un potencial o unos recursos más reducidos.
Geoffrey Deckers fue un
decidido activista por la protección y el bienestar de los animales, miembro de
la Asociación Holandesa contra la Vivisección, coordinador de PETA en los
Paises Bajos y fundador, en 1998 de la organización Een Dier Een Vriend (“Un
animal, un amigo”), con sede en Den Haag (La Haya). Entre las múltiples
campañas que llevó a cabo, más allá de los límites de la Unión Europea,
destaca, sobre todo, el logro que supuso poner fin a la experimentación
biomédica con chimpancés en Holanda. Una campaña que acabó, en 2006, con el
traslado hacia un santuario de los últimos primates cautivos de laboratorio.
El premio, de carácter
anual, tendrá una dotación de 6.000 euros y se entregará cada 13 de enero, para
coincidir así con el aniversario de Geoffrey. Se otorgará sólo a aquellos
grupos que demuestren un compromiso decidido para poner fin a la
experimentación con animales y tendrá en cuenta especialmente los proyectos que
permitan avanzar, de manera clara y eficaz, hacia esos objetivos.
MICHELLE THEW, responsable ejecutiva de Cruelty Free Europe: “Un fuerte compromiso con la unión destacó en Geoffrey. Se relacionó de manera natural con grupos animalistas y defensores de la protección de los animales en todo el mundo, y estuvo siempre presente para dar respaldo y animar a todo aquel que apostara para la consecución de ese objetivo. El Premio Geoffrey Deckers es nuestra manera de honorar y continuar con el espíritu de divulgación y colaboración que él siempre tuvo”.
ADRIE VAN STEIJN, Presidenta de Diervriendelijk Nederland: “Con este premio que hace honor a todo lo que Geoffrey hizo por los animales, su pérdida resulta un poco más llevadera; se nos fue de repente, era demasiado joven. Tenía todavía muchas tareas pendientes para asegurar una mejor vida a los animales, libre de sufrimientos. Con este galardón, otros compañeros podrán continuar aquello que él no pudo terminar”.
INFORMACIÓN:
Para obtener más información sobre la iniciativa podéis poneros en contacto con Cruelty Free Europe, mandando un correo electrónico a info@crueltyfreeeurope.org.
CRITERIOS DE ELECCIÓN:
La organización que opte al premio debe:
Tener su sede en el continente europeo.
Estar comprometida a acabar con la experimentación con animales .
Ser una organización no violenta.
Disponer de unos ingresos anuales inferiores a los 100.000 euros.
Se darán premios a proyectos relacionados con la finalización de los tests en animales.
Puede ser una campaña pública, o bien actividades de formación, divulgación o coordinación.
Las organizaciones se podrán beneficiar más de una vez.
Los miembros asociados de Cruelty Free Europe también pueden optar al premio.
Los grupos interesados deberán detallar por escrito:
Su constitución y funcionamiento, confirmando que se ajusta a los criterios anteriores.
El Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación hace públicos los datos anuales a que obliga la Directiva Europea sobre la protección de los animales utilizados para fines científicos (DIRECTIVA 2010/63/UE), una orden transpuesta a nivel estatal mediante el Real Decreto (53/2013).
A pesar de las repetidas evidencias, a pesar de la
insistencia y a pesar de las constantes peticiones, el estado español sigue
realizando pruebas, con el mismo número y volumen, en todo tipo de animales. La
cifra total de usos en experimentación, correspondientes al año 2019, es de
817.742 tests realizados. Eso significa una escasa disminución de 18.354 experimentos
con respecto a 2018. Reducción engañosa puesto que, sin saber exactamente el motivo,
Castilla y León ha dejado de informar, de al menos la mitad de las pruebas realizadas.
Significa que en el caso de incluir esta información se igualarían, o superarían,
las estadísticas del ejercicio anterior. Es la conclusión que se extrae del Informe sobre usos de animales en
experimentación y otros fines científicos, incluyendo la docencia en 2019,
hecho público a principios de diciembre de 2020 por el Ministerio.
Se destaca especialmente un dato grave; aumentan los tests de pirógenos, lo que significa, la inducción de productos (patógenos o materiales) para comprobar si estos provocan o no una reacción febril en el organismo. En 2018, estas pruebas realizadas mayoritariamente con conejos llegaron a las 8.802 y en 2019 fueron 8.827. El incremento es pequeño (25 más) pero los números resaltan de manera especial cuando se ve que la cifra significa casi un cuarto del total de los tests contabilizados para el mismo período en la Unión Europea (35.172). Todo ello, a pesar del foco específico que recientemente han puesto los lobbys de presión continental en el asunto, porque los experimentos de pirogenicidad pueden ya realizarse de manera más que validada en métodos alternativos, como son, por ejemplo, los modelos de células humanas cultivadas in vitro. No usar alternativas validadas contradice, en consecuencia, la legislación europea y el reglamento español que la transpone, publicado en el año 2013.
Prueba de pirogenicidad: Los conejos permanecen inmovilizados durante horas, inyectándoles la sustancia de prueba en la vena de sus orejas y comprobando su temperatura a través de las sondas que les introducen profundamente en el recto. (foto iStock)
Otro punto a considerar es el daño que los diferentes
experimentos infringen a los animales. La norma divide esta catalogación en 3
grados distintos: “leves”, “moderados”,
o “severos”, y añade también la categoría “sin recuperación” que hace
referencia a la muerte definitiva y que se produce, en gran parte, en pruebas
tóxicas como pueden serlo los dramáticos experimentos de letalidad realizados
con Toxina Botulínica (Test L50 de Botox). Es cierto que las pruebas de
toxicidad totales presentan un ligero descenso (de 103.087 en 2018 a 97.536 en
2019), pero el total de casos graves se acrecienta. Mientras bajan las
afecciones leves y moderadas, la cifra de casos severos se eleva de 52.818 a
60.162, y la tasa de no supervivencia, “sin recuperación”, alcanza los 55.091
casos, por los 38.163 del año 2018.
Hay que destacar, también, que los experimentos
relacionados con la investigación básica (comportamiento, fisiología, etc.)
descienden ligeramente (de 395.708 a 373.108) mientras que aquellos destinados
a investigación aplicada (enfermedades concretas, tratamientos, etc.) presentan
un notable incremento (218.568 en 2018 y 282.744 en 2019). A pesar de que el
informe asegura que en la mayoría de los casos el sufrimiento de los animales
no pasa de moderado, los experimentos dedicados a investigación oncológica o al
tratamiento de enfermedades respiratorias son susceptibles de originar más
angustia y dolor que aquellos que buscan sólo dirimir aspectos biológicos o de
comportamiento. Es remarcable en este último apartado, el aumento exponencial
de pruebas que se derivan de la necesidad de negocio de las explotaciones
industriales ganaderas o de acuicultura. Hay dos marcadores que evidencian otro
perjuicio a los ya dañinos efectos contaminantes y de respeto hacia los
animales que conllevan las explotaciones intensivas. El primero, el número de
tests destinados al comportamiento, etología o biología animal en granjas que
utilizan mayormente, pollos de engorde, gallinas ponedoras, conejos y peces, que
pasó de los 89.654 en 2018 a los 90.094 en 2019. Asimismo, las pruebas para
comprobar el “bienestar animal” en recintos de cría intensiva se multiplicaron
por 10: de las 5.186 realizadas en 2018 se pasó a las 54.316 del pasado
ejercicio.
En cuanto a las especies, cabe resaltar que baja
ligeramente el número de mamíferos involucrados en experimentos (especialmente
roedores, cerdos, conejos, vacas y primates)
y que sube en especial la cifra de peces, cefalópodos, anfibios,
réptiles y aves de corral utilizados. Preocupantes son también las cifras de
procedencia de dichos animales torturados aún en pleno siglo XXI a pesar de la
evidencia científica reiterada y de los métodos alternativos validados
existentes. Durante el último ejercicio, en este sentido, aumentaron en 15.178
los animales procedentes de establecimientos no registrados. Y lo hicieron de 3
a 328 los nacidos en recintos de fuera de la Unión Europea, que quedan habitualmente
regulados por legislaciones mucho menos exigentes.
Hay que especificar que los datos del informe, que habrá que comparar ahora con los equivalentes publicados de otros países europeos, se basan en el número total de experimentos y no en el número total de animales utilizados. Significa que existen animales que repiten y que se contabilizan como “reutilizados”, aunque no se especifica el número de veces que lo han sido, por lo cual es imposible hacer el cálculo total de individuos involucrados. Recalcar que sigue sin haber constancia alguna de inversión por parte del estado español, para investigar e incentivar los métodos alternativos.
Cruelty
Free Europe, grupo de presión contra la experimentación con animales del que
forma parte ONG ADDA, la organización internacional PETA y más de 450 marcas y
empresas libres de crueldad que trabajan hacia el cambio normativo, incluidas
Dove, Simple o The Body Shop, entre otras, han enviado una carta abierta al
Parlamento Europeo, a la Comisión Europea y al Consejo de Europa. El objetivo
es defender las prohibiciones de pruebas y de comercio con animales incluidas
en el vigente Reglamento de Cosméticos de la UE. Un reglamento que, con la
última modificación de 2013, establecía un precedente ejemplar para garantizar
la seguridad de sus productos sin tener que someter a los animales a pruebas
crueles. Ahora esta legislación lograda con un amplio consenso está en peligro
por los recientes pronunciamientos de la Agencia Europea de Productos Químicos
(ECHA), que abre la puerta a probar, también en animales, todos aquellos
ingredientes presentes en los cosméticos que puedan suponer un cierto riesgo
por la seguridad de empleados y de consumidores.
La carta reprocha a la Comisión Europea y a la Agencia Europea de Productos Químicos de haberse desvirtuado la normativa establecida, con la única excusa de garantizar las estrictas medidas de seguridad del Reglamento de Registro, Evaluación, Autorización y Restricción de productos Químicos (REACH). Un registro de auditoría que deben seguir todos los fabricantes por motivos de prevención, y que hasta ahora prohibía, en el caso de los cosméticos, las pruebas con animales. Unos experimentos que ahora pueden volver a sufrir miles de ratas y conejos, también aquellos animales gestantes, condenados a alimentarse por fuerza con un ingrediente cosmético antes de ser asesinados y diseccionados.
«La prueba de productos de belleza y sus ingredientes en animales es fea y punto», dice la doctora Julia Baines, responsable de políticas científicas de PETA. «PETA une esfuerzos con empresas compasivas para exigir un enfoque amable de las pruebas cosméticas no condene la vida de animales sensibles y que implique sólo tests alternativos, tal como exige la ley«.
La directora de Asuntos Públicos de Cruelty Free
Europe, Kerry Postlewhite asegura que: «Los ciudadanos europeos y sus
representantes en el Parlamento Europeo lucharon duramente por estas
prohibiciones, que han sido un modelo para muchos otros mercados. Hay que
mantener pues lo que estaba previsto para evitar el sufrimiento innecesario de
animales en pruebas de cosméticos «.
La carta constata también como el mundo se aleja progresivamente de la experimentación con animales. En 2018, el Parlamento Europeo pidió la prohibición mundial de este tipo de tests en cosméticos para el año 2023. Por otra parte, en una reciente encuesta europea de ámbito global, un 84% de los encuestados dijo que no compraría ningún producto cosmético si supiera que se había probado previamente en animales.
La carta, a la que apoyan también organizaciones de
peso como Eurogroup for Animals o Humane Society International, se reproduce
íntegramente en el documento adjunto.
Ong ADDA, decana en España en la Defensa de los Animales, fundada en 1976 y que desde sus inicios ha estado trabajando intensamente, durante años, con los grupos europeos hasta el logro del fin de los experimentos en los productos cosméticos, considera un atraso intolerable y vergonzoso esta tentativa por parte de la industria química.
Los innecesarios tests en animales no aumentan la seguridad de una vacuna.
26/11/2020 Aerzte Gegen Tierversuche
La ONG alemana Aerzte Gegen Tierversuche / Doctors Against Animal Experiments,
miembro de la Coalición Europea ECEAE de la cual también forma parte ONG ADDA
en España, constata una vez más en un reciente artículo, la nula necesidad de
experimentar con animales para probar la eficacia de un medicamento o, en este
caso, una vacuna. Refieren en su texto como la industria de la investigación se
ha centrado en insistir en los últimos meses que las pruebas en animales han
sido decisivas para el supuesto éxito en la consecución de las vacunas contra
la COVID-19. Cuando de hecho, la realidad, ha sido la contraria: el rápido
desarrollo de estas vacunas ha evidenciado lo ineficaces e innecesarios que resultan
los tests en animales. La organización con sede en Colonia, fundada en 1979, hace
un nuevo llamamiento a hacer un giro hacia una ciencia y una tecnología más
humana y libre de maltratos. El objetivo básico es ver, en un futuro no lejano,
como importantes vacunas y medicamentos pueden ser desarrollados de manera más
rápida, segura y fiable.
A lo largo de las últimas semanas, tres de
las empresas que han lanzado su proyecto de vacuna contra el virus SARS-CoV-2
anunciaron el éxito de los estudios que han llevado a cabo y que han
involucrado a miles de personas. Muchos expertos advirtieron, no obstante, que
convendría rebajar el optimismo, puesto que los resultados sólo son
preliminares y los datos científicos todavía deben publicarse. Esto no ha
impedido que algunos defensores de las pruebas con animales hayan atribuido ese
esperado éxito a tales experimentos. Un examen detallado de la situación deja
claro, sin embargo, que los tests en animales no han contribuido, para nada, ni
en el desarrollo ni tampoco en la mejora de la supuesta eficacia de dichas
vacunas.
Es un requisito legal testar,
prácticamente, todos los medicamentos y vacunas en animales antes de poder ser
trasladadas y probadas en humanos. No obstante, y puesto que esos experimentos
resultan demasiado largos, y que la experiencia demostró que son poco fiables
también para la actual crisis del COVID-19, muchos tests en animales se
acortaron, se obviaron o se realizaron simultáneamente a las pruebas con
humanos. “Las vacunas candidatas de la
compañía farmacéutica alemana BioNTech y las de la corporación norteamericana
Moderna sólo se probaron en monos después de haber sido aplicadas a centenares
de personas. BioNTech inyectó sus cuatro modelos de vacuna en humanos, y a
partir de los datos derivados del estudio, se decantó por una de ellas, la que
ahora es ya publicitada. Esto significa que los resultados de los experimentos
con los primates simplemente carecían de valor”, explica la doctora Dilyana
Filipova, científica de Doctors Against Animal Experiments. Esas vacunas fueron
probadas en ratones justo antes de ser testadas en personas por primera vez
sólo por el mero hecho de obtener los requisitos legales pertinentes. Fue un
simple trámite, ya que es absolutamente imposible asegurar ninguna fiabilidad
ni prevención con esas pruebas, porque los ratones no se infectan de manera
natural con el virus SARS-Cov-2. “El
hecho de haber realizado experimentos con animales por causa de leyes obsoletas
no supone prueba alguna de su presunta indispensabilidad y necesidad”,
añade la bióloga.
No representa ninguna sorpresa que no se
haya dado prioridad a las pruebas con animales en la investigación de la
COVID-19, porque ya se sabe que aproximadamente el 95% de todos los
medicamentos que resultan eficaces en los animales, fallan luego cuando son
administrados a los seres humanos. Además, y hasta donde hoy en día alcanzamos
a saber, no existe ninguna otra especie animal que desarrolle los mismos
síntomas complejos que provoca el virus SARS-CoV-2 en los humanos. “A pesar de la terrible afirmación de algunos
defensores de los experimentos con animales diciendo que una vacuna no sería
posible sin servirse de ellos, lo cierto es que el avance tan veloz en el
desarrollo de remedios tan distintos sólo ha sido posible porque esas pruebas
se han saltado en muchos casos”, explica Filipova. La necesidad del
desarrollo de métodos de investigación más precisos, humanos y libres de
torturas está creciendo en todo el mundo. Ahora mismo, por ejemplo, 10
mini-órganos humanos, llamados organoides, o tejidos, pueden ser infectados por
el virus SARS-CoV-2 y proveer importante información sobre las interacciones
que provoca el patógeno en el organismo de una persona. En Estados Unidos
recientemente se lanzó un programa para probar vacunas utilizando chips de
multi-órganos. O también por otro lado, complejos modelos informáticos son ya
utilizados para analizar la efectividad de medicinas o vacunas. “Esos modelos han proporcionado nuevos
conocimientos importantes acerca del Coronavirus. El desarrollo y obtención de
las tan celebradas vacunas es posible sólo gracias a esa metodología
alternativa y a los datos obtenidos de pacientes”, constata Filipova.
En Alemania, menos del 1% del presupuesto
público se invierte ahora mismo en esos métodos fiables y modernos. El resto,
un 99%, se sigue desperdiciando con experimentos que involucran animales. Filipova
es categórica: “Exigimos que se
redistribuya la financiación y que se reconozcan legalmente esas tecnologías
alternativas como métodos de prueba en el desarrollo de medicamentos, en lugar
de experimentos obsoletos con los animales. Esa es la única manera de poder
desarrollar remedios y vacunas eficaces y seguras, de un modo más rápido y
fiable.”
Cinco organizaciones
europeas que luchan contra la experimentación animal (Cruelty Free Europe,
European Coalition to End Animal Experiments, Eurogroup for Animals, The Humane
Society International Europe i PETA UK) han firmado la declaración que
adjuntamos para instar a la Unión Europea a cumplir el Reglamento sobre
Cosméticos 1223/2009/CE.
Una
regulación que entró en vigor con diferentes modificaciones entre 2004 y 2013 y
que prohibía expresamente la fabricación y la comercialización en Europa de
cualquier producto de la industria cosmética o ingrediente integrante que
hubiera sido testado en animales.
Pues bien, la nueva Estrategia de Químicos para la
Sostenibilidad, aprobada el pasado 14 de octubre por la Agencia Química Europea
(ECHA), así como distintos posicionamientos recientes de la Comisión, han
desviado el rumbo inicial y han puesto ahora en seria duda ese pacto
ampliamente consensuado que en 2018 Bruselas proponía como ejemplo a seguir a
nivel mundial. Con la excusa de la seguridad y la salvaguarda humana, la nueva
hoja de ruta enmarcada dentro del REACH (el Reglamento de Registro, Evaluación,
Autorización y Restricción de sustancias químicas) abre de nuevo la puerta a las
pruebas crueles con animales. Justifica con esa excusa etérea de un mayor
bienestar común su necesidad, y no sólo en productos químicos o de otros
ámbitos, sino también en ingredientes utilizados de manera exclusiva en
productos cosméticos. Textualmente asegura que estos podrán ser testados
igualmente en animales cuando no se garantice una seguridad total durante su
proceso de manipulación por parte de los empleados de las fábricas.
A la espera de otras acciones reivindicativas próximas, la declaración ya se ha hecho llegar a los diputados que forman parte de la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo.
Clicando a continuación se puede leer el texto de la declaración:
La nueva estrategia europea de químicos para la sostenibilidad no recoge ningún compromiso para poner fin a la experimentación con animales.
19 octubre 2020
Es reciente. Vio la luz el pasado 14 de octubre y es la hoja de ruta a seguir en materia de registro, evaluación y comercialización de sustancias químicas dentro de la Unión Europea. La nueva Estrategia de Químicos para la Sostenibilidad (EU Chemicals Strategy for Sustainability) es un acuerdo enmarcado dentro del Plan “Green Deal” adoptado en 2019 y que pretende acabar antes de 2050, por ejemplo, con la emisión de gases de efecto invernadero o con la polución del aire. La estrategia mencionada tiene que llevarla a cabo la ECHA, la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos, que es la que controla la materia desde la entrada en vigor del Reglamento REACH (1907/2006 de 18 de diciembre de 2006). Dicho reglamento establece muy claramente en su artículo 25 la siguiente consideración: “Con el fin de evitar los ensayos con animales, para los fines del presente Reglamento se realizarán ensayos con animales vertebrados sólo como último recurso. También es necesario tomarmedidas para limitar la duplicación de otros ensayos”.
Pues bien, en la nueva estrategia no hay mención alguna ni plan concreto para lograr ese objetivo, como así Cruelty Free Europe, lobby europeo que lucha para poner fin a la experimentación con animales, del cual Ong ADDA forma parte, ha venido reclamando con insistencia a los responsables políticos. El nuevo texto sólo menciona que los animales “son aún usados sistemáticamente para hacer pruebas en el campo de la química en Europa”. Y no establece ningún compromiso más allá del genérico: “fomentar la investigación, las innovaciones digitales y la capacidad de análisis de datos para sustituir los experimentos con animales”.
Los últimos datos de 2018 indican que en Europa, a pesar de las intenciones que claramente exponen los distintos reglamentos en vigor, los animales usados para la experimentación en materia de químicos seguían creciendo. 2,2 millones fueron sometidos en concreto a las torturas que suponen las pruebas para permitir a las empresas inscribir nuevos materiales o mezclas de ellos en el registro oficial REACH.
Katy Taylor, Directora de Ciencia de Cruelty Free Europe, lamenta este nuevo retroceso: “La financiación destinada a alternativas por la Comisión Europea y la ECHA es insignificante y la incorporación formal de nuevos métodos inaceptablemente lenta. Si no se hace nada para fomentar la inversión, la nueva estrategia de químicos comportará, de nuevo, la muerte y el sufrimiento de millones de animales.” Y constata así mismo, el incumplimiento de las expectativas. “Espérabamos que esta, como pilar central del plan de sostenibilidad de la Unión Europea, hubiera sido una estrategia proactiva y ambiciosa para alejarse de la experimentación con animales. Lamentablemente no hay señales de eso”.
La Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, en comparación, sí ha dado, recientemente, un paso adelante del que ahora se aleja Europa. Se trata de la publicación de un nuevo reglamento que permite a los investigadores renunciar a probar productos químicos en la piel de los animales en determinadas circunstancias.