Identificado un fármaco en fase clínica capaz de bloquear los efectos de la Covid-19

En este estudio internacional han participado investigadores del Instituto de Bioingeniería de Catalunya

3 abril 2020

Investigadores del Institut de Bioenginyeria de Catalunya (IBEC) junto a un equipo internacional de científicos han identificado un fármaco que bloquea el virus SARS-CoV-2 en las primeras fases de la infección. Utilizando cultivos celulares y orgánulos, réplicas en miniatura de órganos reales desarrolladas a partir de células humanas, han comprobado que este fármaco es capaz de reducir hasta 5000 veces la cantidad de virus presente en el tejido.

Estos resultados prometedores, publicados en la revista Cell, han hecho que la compañía biotecnológica que ha desarrollado el fármaco, Apeiron Biologic, anunciara ya ayer que comenzará de manera inminente un ensayo clínico con 200 pacientes con fases avanzadas de Covid-19 en Europa.

El fármaco, llamado APN01, ya existía: había sido desarrollado para la epidemia de SARS del 2003, causada por un coronavirus muy similar al que está detrás de la actual pandemia de Covid-19, que hasta el 3 de abril ha provocado más de un millón de casos y ocasionado la muerte a más de 53.000 personas en todo el planeta. En 2003, el APN01 ya había sido probado en un ensayo clínico de fase I-II para comprobar su toxicidad y eficacia.

Este fármaco lo que hace es bloquear el mecanismo de entrada del virus en las células humanas. Este mecanismo fue descubierto por investigadores de la Universidad Columbia Británica (Canadá), coautores de este nuevo trabajo, que entonces hallaron que la proteína S del virus (dispuesta sobre la superficie y que le da el aspecto de corona) se une a un receptor de la célula humana llamado ACE2 (por sus siglas en inglés, enzima convertidora de angiotensina).

Ese receptor no está en todas las células humanas, sino que se expresa en pulmón, corazón, vasos sanguíneos, riñones e intestino, que son precisamente los tejidos afectados por la Covid-19.

Para comprobar si en este nuevo coronavirus, el SARS-CoV-2, éste era también el mecanismo de infección, los investigadores usaron muestras de tejidos de pacientes con Covid-19, a partir de las que aislaron e infectaron en el laboratorio células humanas y también, y ahí es donde entra el grupo de la investigadora Icrea Núria Montserrat del IBEC, orgánulos de riñón humanos.

El hecho de que el receptor ACE2 se exprese fuertemente en riñones y que se pueda hallar ARN del SARS-CoV-2 en la orina es lo que llevó a los investigadores a usar los orgánulos de riñón como modelo.

“Teníamos muchas preguntas acerca de cómo el virus entra en la célula, si utilizaba mecanismos distintos a la hora de infectar células de riñones, pulmones o corazón. Los orgánulos nos han permitido averiguar que el mecanismo es el mismo y probar una molécula en un contexto humano, porque son células humanas del propio tejido infectado de los pacientes, pero a una velocidad muy superior a la de un ensayo con personas”, explica a La Vanguardia Montserrat.

El fármaco solo se ha podido probar en las fases iniciales de la infección, porque los orgánulos solo se pueden mantener en cultivo como máximo 15 días, pero los investigadores confían en que el fármaco antiviral también podría ser eficaz en fases más avanzadas que, es de hecho, lo que tratará de probar el ensayo que comenzará en las próximas semanas en Europa.

El siguiente paso será, en lugar de infectar cultivos celulares y orgánulos con virus aislados de una muestra de pacientes, trabajar directamente con muestras de tejidos infectados. En este sentido, el IBEC colabora con el Hospital Clínic de Barcelona y otros centros españoles para obtener esas muestras de Covid-19.

También utilizarán los orgánulos para estudiar qué ocurre en personas diabéticas, que tienen un peor pronóstico, o en condiciones de hipoxia o falta de oxígeno, ocasionada por infecciones más agresivas. “Intentaremos ver si el fármaco funciona igual a igual dosis. Incluso podríamos intentar conectar los orgánulos de riñón, pulmón, para ver el efecto sistémico”, señala Montserrat.

Imagen de microscopía confocal de un organoide de riñón generado in vitro a partir de células madre pluripotentes humanas que han sido diferenciadas durante 20 días usando cultivos tridimendionales
Imagen de microscopía confocal de un organoide de riñón generado in vitro a partir de células madre pluripotentes humanas que han sido diferenciadas durante 20 días usando cultivos tridimendionales (IBEC)

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Segundo laboratorio de LPT cerrado en Alemania.

Fin de los experimentos en animales del botox en Hamburgo

19 Febrero 2020

Al principal laboratorio de LPT en Hamburgo-Neugraben le ha sido revocado, con efectos inmediatos, el permiso para mantener animales. ¡Después del cierre de Mienenbüttel, la segunda ubicación de este importante laboratorio debe cerrarse! Todos los animales, principalmente ratas y ratones, deberán ser trasladados a lugares adecuados. Entre otras razones, los ratones se libran de las pruebas LD50 extremadamente dolorosas para analizar la toxina botulínica (conocida como «botox»).

En octubre de 2019, las imágenes de una investigación encubierta en el laboratorio LPT de Baja Sajonia en Mienenbüttel, mostraron al público la realidad de los experimentos con animales en uno de los laboratorios más grandes de Alemania. Las imágenes perturbadoras del sufrimiento de perros y monos sometidos a experimentos horrorizaron a la opinión pública y obligaron a los políticos y autoridades a actuar.

Foto: Cruelty Free International

El 17 de enero de 2020, las autoridades responsables retiraron el permiso para mantener animales en las instalaciones de LPT en Mienenbüttel, ya que no garantizaba el cumplimiento de la normativa vigente. Todos los perros y gatos fueron entregados a refugios de animales y casas particulares. Sin embargo, los monos no pudieron ser salvados. LPT ya los había devuelto a un distribuidor de animales de laboratorio. 

Ahora, la autoridad de Salud y Protección del Consumidor responsable de la ubicación de LPT en Hamburgo ha retirado, con efecto inmediato, el permiso para mantener animales de laboratorio. Las autoridades competentes han considerado que el propietario del laboratorio, que es el mismo en Mienenbüttel y Hamburgo, ha infringido gravemente la Ley de Bienestar Animal y otras infracciones graves en la documentación y las obligaciones de autorización. Todas las ratas y ratones deben volverse a alojar en centros respetuosos con los animales. LPT tiene un tercer laboratorio en Schleswig-Holstein que también debería clausurarse.

De esta forma, decenas de miles de ratones se librarán de los crueles, extremadamente dolorosos y letales experimentos DL50 (Dosis Letal 50), que se utilizan en los análisis de la toxina botulínica, comúnmente llamada botox. En 2019, LPT recibió la aprobación para llevar a cabo experimentos en 46.800 ratones para el producto de toxina botulínica Neurobloc, por encargo de la compañía suiza Sloan Pharma.  Lamentablemente, se teme ahora que estos experimentos se realicen en otro país.

Gracias a las campañas de la ECEAE, (Coalición Europea para poner fin a los experimentos con animales) tres de los más importantes fabricantes del botox destinado principalmente a tratamientos cosméticos, ya utilizan métodos alternativos sin animales.  La ECEAE de la que es miembro ADDA, insta a Sloan Pharma a dejar de experimentar con animales hasta tener validado un método alternativo.

ADDA, Barcelona febrero 2020.

La Agencia de Protección Ambiental de EE.UU (EPA) se compromete a poner fin a los ensayos con animales

27 enero 2020

El pasado septiembre, la Agencia de Protección Ambiental (EPA en inglés) de Estados Unidos anunció un plan para reducir y con el tiempo eliminar su dependencia de los ensayos en animales para evaluar el peligro de los productos químicos. Actualmente, la EPA realiza, o requiere que las compañías químicas realicen ensayos en conejos, ratones, ratas y peces para evaluar la toxicidad química. La EPA se ha comprometido a una reducción del 30 por ciento en su financiamiento y solicitudes de estudios de toxicología que involucran mamíferos para 2025, y poner fin a casi todos esos estudios en 2035 (después de 2035, los ensayos de seguridad química en mamíferos requerirán la aprobación, caso por caso, de la EPA). Para lograr estos objetivos, la EPA ha otorgado $ 4,5 millones a cinco universidades para ayudar a desarrollar nuevos métodos sin animales, como las pruebas in vitro o el modelado y simulación por computadora. Estos métodos alternativos a menudo requieren menos recursos, pueden evaluar más productos químicos en un tiempo más corto y son tan buenos o mejores para predecir la toxicidad en comparación con los modelos animales actuales.

Un ratón es un ratón… No es un ser humano

Los neurobiólogos del Instituto Allen para la Ciencia del Cerebro en Seattle (EE.UU) pueden haber descubierto una de las razones por las cuales el 90 por ciento de los fármacos que tienen éxito en ratones fallan en humanos. En un estudio publicado en la revista Nature (Hodge et al., 2019), los científicos analizaron cerca de 16,000 neuronas de la capa más externa del cerebro humano. Usando una nueva tecnología, clasificaron las células cerebrales no por forma y ubicación (el método tradicional) sino por los genes que expresan: cómo usan el ADN para crear receptores de neurotransmisores y otros elementos críticos del cerebro. Luego, los científicos compararon los resultados con los de cerebros de ratones. Descubrieron que las neuronas que durante mucho tiempo se creían que eran iguales en humanos y ratones, según las medidas tradicionales, pueden tener grandes diferencias en la expresión génica. La diferencia es particularmente importante para los genes que codifican (es decir, producen) receptores para el neurotransmisor serotonina, un químico involucrado en la depresión, la función sexual y el apetito. Si el receptor del neurotransmisor al que espera apuntar no se usa en las mismas células en humanos que en ratones, entonces el fármaco llegará al circuito equivocado «, dijo el coautor del estudio Ed Lein. Los hallazgos del estudio se enfrentan al uso de modelos de ratones para estudiar trastornos psiquiátricos que involucran la serotonina, y destacan la importancia de estudiar directamente los cerebros humanos.

Fuente: AWI Quartely

Ciencia, progreso, ética y conciencia

Pietro Croce (Enero 1920- Octubre 2006. Italia) Microbiólogo, Patólogo, laureado por la Universidad de Pisa. Becado por el Institute of Internacional Education de New York, becado fullright. Trabajó en el Departamento de Investigación del National Jewish Hospital de la Universidad de Colorado de Denver (USA) y en el laboratorio y departamento de investigación de Toledo, Ohio (USA). Becario de la ciudad sanatorial de Terrassa (Barcelona). De 1952 a 1982 ejerció como Medico jefe del laboratorio de análisis químico-clínico de Microbiología y de Anatomía Patológica del Hospital L. Sacco de Milán. Miembro del Colegio de Patologistas americano. Autor del libro: “Vivisezione o Scienza: Una Scelta”. Su especialidad en el terreno de la investigación le condujo a realizar experimentos en animales durante un periodo dilatado de casi dos décadas observando, reiteradamente, que los resultados rara vez le encajaban. La constatación de tales evidencias unido a su espíritu científico y analítico, le determinaron una profunda reflexión ética y la firme conclusión de que las investigaciones con animales partían de un error de método: “si el método es incorrecto las conclusiones también son erróneas y conducen a numerosos fracasos; por consiguiente, a nivel científico y ético resultaba una falacia querer comparar y extrapolar los resultados entre las diferentes especies incluida la de los humanos”. “La nueva ética científica y médica basada en la ciencia de la observación —principio hipocrático—  apela hacia una renovada y auténtica medicina como una práctica racional y más humana exenta de «cientismo».”  Pietro Croce

Experimentación en animales: un retraso para la medicina humana

Artículo escrito por el Profesor Pietro Croce en el año 1991 publicado en la revista Adda Defiende los animales núm. 5

DOS EQUIVOCACIONES FUNDAMENTALES

En los últimos años, el tema del viviseccionismo ha ido adquiriendo en todo el mundo un mayor sentido de actualidad. El hecho más notable, sin embargo, es que el público asocia casi automáticamente el concepto de la vivisección con el concepto de sufrimiento para los animales. Y a continuación, como lógica consecuencia, se plantean la siguiente pregunta: «¿Pero, este sufrimiento, es necesario para el progreso de la ciencia médica? ¿Es útil para la salud humana?».
«Claro, si los científicos lo hacen quiere decir que es beneficioso para la humanidad». Y así, los conformistas se contentan a sí mismos, tranquilizando sus conciencias.

De esta forma, como se ve, nos encontramos frente a dos equivocaciones conceptuales:

  • La primera consiste en creer que el concepto de vivisección queda limitado a la «experimentación en los animales no humanos»; cuando, en realidad, la experimentación se practica tanto en los animales como en el mismo hombre.
  • La segunda consiste en creer también, equivocadamente, que el método basado en la experimentación de especies animales no humanas sea un método científico correcto que favorece el progreso médico y, por consiguiente, redunda en favor de la salud humana.

Estas son las dos equivocaciones fundamentales, favorecidas y alimentadas por una minoría que tiene interés en conservar una medicina que crea más enfermedades de las que cura y que no favorece el progreso médico, sino solamente el progreso económico de actividades que prosperan sobre las enfermedades y el sufrimiento, no sólo de los animales, sino del mismo hombre. Por ello, es preciso dejar bien claro los dos siguientes conceptos: Primero: el término «vivisección» incluye la experimentación en todas las especies animales, incluso la especie humana. Y segundo: la experimentación en los animales no humanos no sólo no sirve para adelantar, sino que retrasa el desarrollo de la medicina humana. La experimentación en los animales no humanos es una de las mayores amenazas que incumben a la humanidad.

FRACASOS

Como demuestran los ejemplos, con los animales se puede demostrar todo lo que se quiere: el blanco puede volverse negro. Un ejemplo: unos científicos quisieron demostrar que el ácido tartárico —un componente normal de casi todas las verduras—, es tóxico. Lo suministraron a unos animales de laboratorio en dosis variables de 2,5 a 32,2 gramos por kg. de peso corpóreo, causando la muerte del 50% de los animales. Pero no por toxicidad, sino por erosión de la mucosa gástrica. Considerando la pequeña cantidad de ácido tartárico que contienen los alimentos de consumo humanos, la dosis suministrada a los animales corresponde a beber 2.500 litros de vino o comer 250 kg. de alimento sólido en una sola vez. Además de los fármacos que resultan tóxicos de una forma directa —es decir haciendo daño a la misma persona que los consume—, hay también otros fármacos que perjudican a la sucesiva generación provocando malformaciones en los recién nacidos. Se llaman fármacos teratógenos. Existen en cantidad y producen efectos en las diferentes especies animales: Hay fármacos teratógenos para una especie que son inocuos para otra, y viceversa. El ejemplo más tristemente conocido de esta clase de monstruos creados por la locura humana es la talidomida (Imida del ácido nftalil-glutámico; nombres comerciales: Contergan y Distaval). La campaña publicitaria en favor del tranquilizante fue lanzada el primero de octubre de 1957. Uno de los eslogans que destacaron en su publicidad fue el presentarlo: «inofensivo como una tableta de azúcar, particularmente indicado para las mujeres embarazadas». ¿El resultado? Cerca de 10.000 niños nacidos sin brazos y sin piernas. Pero a los viviseccionistas esos trágicos resultados no les bastó: supusieron que era debido a que la talidomida no había sido experimentada en las hembras de animales preñadas. «Si lo hubiéramos hecho» … dijeron. Y así, después de la catástrofe, la experimentaron en un gran número de hembras animales embarazadas.

El resultado fue que tan sólo se observaron unas malformaciones en las crías nacidas del conejo blanco de Nueva Zelanda —una de las 150 especies de conejos conocidas—, en el ratón, en el perro y en una sola —entre las numerosas especies conocidas— del Macacairus philippinensis. Entonces —para concluir— se atestiguó que los científicos tenían razón: «que la talidomida es teratógena, si no en todas, por lo menos, en unas especies animales, además del hombre».

Sí pero ¿con qué dosis los experimentadores obtuvieron los resultados que ellos querían lograr a cualquier precio? Dosis enormes. Tanto, que cualquier substancia desde la sal común de cocina hasta el azúcar, habrían producido parecidas malformaciones a las causadas por la talidomida. Y eso redunda en el concepto de que usando los animales como modelo experimental, se puede alcanzar todo lo que quiera y, todo lo que convenga al experimentador. Pero, además, hay otra hipótesis —algo menos benévola—: ¿no están, acaso, algunos experimentadores pagados para demostrar lo que les encarguen que demuestren a cualquier precio y con cualquier engaño? ¿Y no hay industria —no sólo farmacéuticas— que tienen interés en demostrar que una substancia posee una determinada propiedad, o, lo contrario de aquella? ¿Puede el público fiarse de una ciencia que depende tan estrechamente de intereses económicos generales o particulares? ¿Debe el público seguir tomando medicinas que los mismos fabricantes saben que son peligrosas puesto que el método experimental utilizado —uso de los animales— es falso y que la experimentación clínica efectuada —en los hombres— con la misma mentalidad viviseccionista que se emplea en los animales, es inaceptable desde el punto de vista moral e incorrecta desde el científico? El proceso contra la Grünenthal-Chemie —la firma productora de la talidomida— se celebró el dia 12 de abril en la ciudad alemana de Alsdorf. Fue el más largo de Europa después del proceso de Nüremberg. Testimoniaron 1.200 testigos.

REGLAMENTARISMO

Hay zoófilos que proponen reglamentar la experimentación en los animales, hacerla más humana. Hablan de anestesia obligatoria. De sacrificar al animal después de la experimentación. Estas reglas, aunque fuesen impuestas por la ley, no podrían aplicarse. Dos ejemplos entre muchos:

  1. ¿Sería posible estudiar los efectos del dolor en un animal anestesiado?
  2. ¿Sería posible efectuar una operación quirúrgica, y luego suprimir el animal renunciando a los resultados que requieren largos períodos de observación?

Los mismos «amantes de los animales» dicen: «por ahora, tenemos que contentarnos con lo poco que podemos conseguir en breve plazo». Evidentemente, no han comprendido el punto esencial de la cuestión: el anti-viviseccionismo científico no aspira solamente la protección de los animales, sino, sobre todo, a la protección de las personas, y esto sólo puede alcanzarse mediante una renovación radical de la metodología experimental.

INTERSPECIES, INTRA-SPECIEM

Experimentación «interspecies: significa experimentar en una especié animal y transferir los resulta dos a otra especie. Esta forma de experimentación es siempre falsa. Por otro lado, la experimentación: «intra-speciem» —entre la misma especie— significa experimentar en una especie y utilizar los resultados en la «misma especie». Esta forma de experimentación es teóricamente correcta, aunque no siempre moralmente aceptable. Otra distinción terminológica que implica tanto al hombre como a los demás animales debe hacerse entre:

  • Experimentación Activa: «Experimentación Activa» significa producir intencionadamente una enfermedad para estudiarla y, posiblemente, cuidarla. Es preciso rehusar este método tanto por razones éticas como por razones científicas, porque una enfermedad producida artificialmente no es la misma a la que se produce espontáneamente.
  • Experimentación Clínica. Por otra parte, la «Experimentación Clínica», que significa averiguar —en el hombre o en otros animales— una enfermedad nacida espontáneamente, está justificada tanto desde el punto de vista ético como científico. La experimentación clínica no sólo es legítima sino también indispensable para el progreso de la medicina. 

MEDICINA: CIENCIA DE LA OBSERVACIÓN

A menudo nos preguntan: «¿Cómo podría —la medicina— adelantar sin la experimentación?». Nuestra respuesta se limita, con frecuencia, a los métodos «científicos». Es decir, a los procedimientos que no utilizan animales. Esta es una refutación correcta. Pero a menudo se descuida una cuestión fundamental, que incluye el problema en su totalidad: se olvida que, en esencia, la medicina, no es una ciencia experimental, sino una ciencia de la observación; siendo la experimentación sólo uno de los diversos instrumentos a disposición de la investigación médica, y aun así, sólo en ocasiones particulares, y siempre bajo un estricto control crítico. La historia del pensamiento evoluciona por etapas: el paso de un periodo a otro puede producirse de forma gradual, en cuyo caso hablamos de desarrollo o de forma traumática, es decir derevolución. Cada periodo histórico se halla fundamentado sobre un «esquema conceptual» un camino ideal que endereza la cultura, y le confiere un sentido lógico, imponiendo unos límites. Esquemas conceptuales que inciden profundamente en la vida individual y colectiva son las religiones, así como también unas fundamentadas concepciones políticas. Esquemas conceptuales los hay en el arte, la literatura, la moda y en los comportamientos humanos.

El anti-viviseccionismo científico lucha contra un esquema conceptual que ha llegado al final de su camino, que, además no puede ser modificado ni corregido, porque es falso en toda su globalidad. Debemos luchar por la abolición total e incondicional de cualquier experimentación basada en los animales como métodos de investigación en la medicina humana. No sólo en favor de los animales, sino también en favor de la salud del hombre. Esta afirmación, que es tanto ética como científica, se apoya sobre la comprobación de que los animales no son modelos experimentales del hombre, así como que toda extrapolación de una a cualquier otra especie animal es arbitraria y desorientadora. La experimentación en los animales es un error en la metodología de la investigación científica. Un error metodológico. Y un error connatural y nacido en el método, es un error en cualquier tiempo y lugar y no depende de la cantidad de la experimentación. Por eso, no podemos aceptar la propuesta de reducir la experimentación animal, pues entonces dejaría el método intacto.

Es verdad que todos los esquemas conceptuales que se han sucedido en el curso de los siglos han contribuido al desarrollo del pensamiento. Pero este hecho nunca ha legitimado la pretensión de hacer sobrevivir los esquemas que resultaron obsoletos más allá de su función natural.

CIENTISMO

«Cientismo» es un neologismo que procede del término «ciencia», pero es precisamente lo contrario de ella. Así como la ciencia es la expresión de un sentimiento libre, sin prejuicios, enfocado hacia el futuro, el cientismo es todo lo contrario, por dogmático, intolerante y atado al pasado. La medicina de hoy en día es una medicina «cientista»: el médico se aproxima al enfermo descuidando hablarle, escucharlo y visitarlo según los dictámenes de la semiótica clásica; interpretando su «recóndita» psique. En definitiva: de considerarlo un ser humano. Ocurre lo contrario. Después de haber reducido al paciente a un conglomerado de mecanismo llamados «órganos», el médico condiciona a los sofisticados medios de la tecnología ingenierística la labor de analizar, una a una, sus funciones. Y si estas resultan «normales», el médico despide al paciente con su «no diagnosticada» enfermedad, convencido de haber cumplido con la más noble de las misiones. Los errores que, cotidianamente, se producen por la actitud cientista de la mayoría de los médicos podría ser motivo de una amplia colección de libros. Pero, ante todo, constituyen el motivo de una grave acusación contra esa medicina que está causando más enfermedades de las que cura.

Puesto que ninguna especie animal sirve de modelo de cualquier otra, para investigar unas funciones y unos posibles desarreglos — enfermedades— del hombre, es inevitable recurrir a su único modelo experimental confiable: el hombre mismo. Y se hace principalmente en los débiles y en los indefensos, en los prisioneros, en los niños, en los fetos maduros, en ancianos disminuidos psíquicos y en hambrientos del tercer mundo. Por eso, el problema no está en determinar si es legítimo experimentar en el hombre, sino de qué forma y dentro de qué límites estamos legitimados a hacerlo. Y puesto que el concepto de legitimidad nunca queda separado de una moral arraigada en convencimientos y en comportamientos aceptables y exigidos por la comunidad, el primer paso debe ser el de informar a la comunidad de qué sucede en la medicina oficial, en sus laboratorios y en las salas de sus hospitales. Se debe informar al público que una parte notable de la actividad médico-científica está representada por una forma de investigación que todavía se está desarrollando de forma descontrolada, confiando tan sólo a la conciencia ética —no siempre transparente—, de personajes que, en sus departamentos hospitalarios, o universitarios, parecen gozar de una forma de «plácet», amparados también por la imagen cómoda que ellos mismos se han creado, de «bienhechores de la humanidad».

Y lo que es aún más lamentable: estos personajes consiguen de la experimentación clínica, en dinero o en otras prebendas menos comprometidas —pero equivalentes—, suficientes remuneraciones para dar la luz verde a cualquier propuesta conveniente a los intereses de los que pagan…, pagan…, y aún siguen pagando. Una de las consecuencias de esta situación mercantil de la medicina se manifiesta en el número enorme de fármacos que obtienen licencia, y luego deben ser retirados del comercio, después de haber evidenciado su toxicidad. Pero eso sucede a costa de un número incalculable de víctimas.

REGLAMENTACIÓN DE LA MEDICINA

Establecer reglas y límites, es decir «reglamentar», se ha vuelto un imperativo rotundo. En el futuro, las Asociaciones para la Defensa del Enfermo, después de haber sido convenientemente informadas —lo que será posible en el caso de que la prensa y los demás medios de información se decidan a abrir, también a nosotros, algunas de aquellas puertas que hoy están tan ampliamente abiertas en favor de nuestros adversarios— tendrán que afrontar una labor nueva, que trascienda de los fines que hasta ahora satisfacían sus funciones: la tarea de colaborar en la creación de una medicina completamente renovada en espíritu y en la práctica.

 LO QUE HAY QUE HACER, LO QUE HAY QUE EVITAR

A menudo nos sucede que debemos replicar a unos zoófilos impacientes que nos preguntan: «¿En definitiva, ¿qué debemos hacer?» 

  1. Primeramente, no debemos infravalorar nuestro movimiento; no debemos reducirlo al mero hecho técnico de: «experimentar o no experimentar en los animales». El anti-viviseccionismo es la vanguardia más adelantada y atrevida de una cultura nueva que se opone a una pseudo cultura, la cual capta fácilmente la opinión pública presentándose «en defensa de la salud humana». Debemos cambiar la propuesta: «el viviseccionismo defiende la salud humana» por el aserto, «el viviseccionismo amenaza la salud humana».
  2. Debemos valorar con espíritu crítico los triunfalismos de la ciencia oficial: considerar a nuestros adversarios con despego, pero sin desprecio; considerando que ellos mismos son víctimas de una cultura que les ha sido impuesta desde las escuelas elementales y ha martilleado en sus conciencias individuales durante toda su vida profesional. Debemos convencernos de que los científicos son hombres corrientes y tal vez sorprendentemente unilaterales: que lo saben todo sobre la hoja, pero no se dan cuenta que pende de un árbol.
  3. Debemos encaminar, sobre todo a los jóvenes, señalando al viviseccionsimo como una parte integrante de aquella cultura negativa que promueve el envenenamiento de las aguas y de la atmósfera, la destrucción de los bosques y la contaminación de los océanos. Debemos presentar de forma clara la ecuación: lucha contra la naturaleza = lucha contra el hombre.  No debemos aceptar el diálogo con los viviseccionistas. Ellos se dan cuenta que nuestro movimiento ya no volverá a ser —como lo fue en el pasado— un miope y estéril amor por los animales y, ahora, después de habernos ridiculizado y humillado durante décadas, vienen en busca de diálogo. No caigamos en la trampa: los viviseccionistas quieren llegar a un compromiso porque saben que, de otra forma, van a perderlo todo. Pero, precisamente, debemos exigirles que lo pierdan todo. Debemos y podemos exigirlo porque todos los auspicios están volviéndose a nuestro favor. El viviseccionismo será abolido porque está volviéndose cada vez más extraño a la historia de la humanidad.
  4.  No debemos nunca admitir que, en el pasado, la vivisección haya proporcionado algún resultado útil. El viviseccionismo no es un método superado, sino un «error de método», y por eso, siempre ha seguido desorientando la medicina humana. No obstante, no debemos extrañarnos si entre los millones de experimentos del pasado, encontramos que algunos experimentos en los animales han hallado, posteriormente, confirmación en el hombre. Pero, siguiendo la cronología de los hechos, siempre encontraremos que la ratificación se ha producido «a posteriori», es decir: que en el instante en que la experimentación se producía, su resultado no tenía ningún significado para la medicina humana. Los casos de identidad entre ciertos comportamientos experimentales del animal y análogos comportamientos en el hombre son meras coincidencias, totalmente desprovistas de contenido científico. 

La pseudociencia viviseccionista cuenta con casi dos siglos de vida y actividad: eso proporciona a los vivisecciónistas una gran posibilidad de escoger siempre los ejemplos más cómodos; es decir lo que les han ofrecido un resultado «positivo». Al contrario, los anti-viviseccionistas no tienen ninguna posibilidad de hacer constar los innumerables resultados «negativos» porque de ésos casi nunca nadie ha hablado o escrito. Por eso, no debemos contentarnos con citar sólo los resultados que han alcanzado consecuencias tan catastróficas y que han superado la barrera del silencio al llegar a los medios de comunicación. 

Aquí me dirijo particularmente a los colegas médicos. Nosotros, los médicos, no tenemos que olvidarnos que la experimentación es sólo un sostén de la medicina. Pero no representa toda la Medicina. Nuestra tarea es la de cuidar al hombre, que es un complejo indivisible de materia, mente y espíritu. Al cientismo —que está deteriorando las bases éticas de la medicina —, debemos replicar con la «praxis» que considera a la ciencia experimental como un instrumento a disposición de la medicina, pero que no es la esencia misma de la Medicina la cual es ciencia de la observación, respeto por la vida y vocación.  

INDICACIONES PARA UNA REGLAMENTACIÓN SOBRE LA EXPERIMENTACIÓN CLÍNICA.

  1. Cualquier prueba experimental debe garantizar una razonable probabilidad de proporcionar un beneficio a la persona que constituye el objeto de la experimentación. El experimentador tendrá que olvidar la hipótesis sobre que el resultado alcanzado en el individuo pueda ser extensible a la comunidad, siendo esa una acción que convierte al individuo —unidad concreta — , en víctima de una entidad abstracta: la comunidad.
  2. El sujeto sobre quien se experimente deberá dar, con pleno conocimiento, consentimiento escrito. En el caso de incapacidad física o psíquica, se pediré consentimiento a un tutor legalmente autorizado.
  3. El sujeto de la experimentación, o su tutor, deben ser informados por el experimentador mismo, o por personas delegadas por él, respecto al motivo de la experimentación, a los riesgos y posibles ventajas.
  4. El sujeto de la experimentación, o su tutor, podrán exigir en cualquier momento la interrupción de la experimentación, sin justificación alguna. El experimentador deberá atender, al instante, la voluntad del requirente.
  5. Una experimentación enfocada a curar una enfermedad, o a perfeccionar diagnosis, debe ser aplicada sólo a los portadores de aquella y no otra enfermedad.
  6. Ninguna experimentación debe ser permitida en voluntarios sanos. Eso pertenece a las consideraciones, científicas y morales. Desde el punto de vista científico, es suficiente recordar que el metabolismo de una persona sana no es el mismo que el de una persona enferma, y que las distintas enfermedades pueden alterar de una forma distinta e imprevisible las reacciones orgánicas a vario estímulos. Para estudios de nuevos fármacos y nuevos medios de diagnósticos, los experimentadores deberán perfeccionar sus conocimientos y su habilidad técnica en el uso de los métodos «alternativos», desarrollándolos, perfeccionándolos e ideando otros nuevos. Lo mismo deberán hacer los veterinarios, con reglas análogas a las usadas en la medicina humana.
  7. Cuando se proponen nuevos fármacos y nuevas técnicas diagnósticas los experimentadores, y las firmas farmacéuticas, en relación con los posibles daños tóxicos afirman: «Nosotros valoramos la proporción entre riesgo y beneficio». Pero se olvidan de que el riesgo se manifiesta con daños concretos y cuantificables, mientras que el beneficio es una hipótesis que queda oculta en la incertidumbre de los datos estadísticos.
  8. Mientras que la investigación médica continúe contaminada por el error metodológico de la «experimentación en los animales», el investigador no deberá tener en cuenta los resultados de este método y deberá afrontar la experimentación clínica con la mente pura, limpia de toda idea preconcebía.

Un análisis de las indicaciones enumeradas en los párrafos precedentes, pone en evidencia un hecho incontestable: los anti-viviseccionistas científicos conciben la experimentación clínica con una perspectiva mucho más garantizada para la persona y más científica que ciertas recomendaciones oficiales —en parte ya obsoletas—, como la de Helsinki de 1964 y de Tokyo de 1975, que ponen el acento sobre las finalidades colectivas de la experimentación clínica, basado en el supuesto de que «un beneficio colectivo merece el sacrificio de unos pocos». Esta justificación es un residuo de aquel pensamiento religioso-sacrificial que gravita sobre la humanidad desde la noche de los tiempos, y que va desde las inmolaciones propiciatorias en los altares, hasta la condena al fuego de los heréticos y de las brujas: sufrimientos que, hoy como entonces, son infligidos al HOMBRE «por el bien de la humanidad sufriente».

Ong ADDA agradece la reproducción y divulgación del contenido del artículo siempre que se citen las fuentes.

La justicia europea ratifica no experimentar con animales

El Tribunal de Justicia de la UE, tajante contra la experimentación en cosméticos

Diciembre 2016

Redacción. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) ha rechazado con fecha 21 de septiembre de 2016 los argumentos presentados por la Federación Europea de Ingredientes Cosméticos, EFCI, que pretendían eludir lo que establece el vigente reglamento sobre productos cosméticos en la UE, que prohíbe la experimentación con animales de los productos cosméticos y sus ingredientes, así como la comercialización en la UE de cosméticos experimentados en animales.

El caso fue presentado el año 2015 por la EFCI, un poderoso lobby que representa a la mayoría de los fabricantes de ingredientes para cosméticos en Europa. Dicha federación, apoyada por el gobierno francés, argumentó que las compañías de cosméticos deberían poder vender en la UE productos cosméticos que contienen ingredientes experimentados en animales en terceros países, como por ejemplo China o bajo otra normativa europea, como el Reglamento REACH (Registro, Evaluación, Autorización y Restricción de sustancias y mezclas químicas).

Según el tribunal europeo, el acceso al mercado de la UE está condicionado a la observancia de la prohibición de la experimentación con animales de los productos cosméticos. Además, la consecución del objetivo del reglamento sobre cosméticos se vería seriamente comprometido si las prohibiciones establecidas en la legislación de la UE pudieran ser eludidas mediante la realización de la experimentación con animales en terceros países.

La entidad británica Cruelty Free International y la Federación Europea Contra la Experimetación AnimalECEAE, —representada en España por Ong ADDA—, que presentaron en su día en la Corte europea sus argumentos contra los intentos de la EFCI de debilitar la histórica prohibición de los ensayos en animales de los cosméticos en la UE, aplauden la decisión del tribunal, que hará más difícil a las empresas la venta en la UE de cosméticos y sus productos derivados, que han sido experimentados con animales provenientes de otras parte del mundo. Solicitan también a las administraciones competentes que se aseguren de que las prohibiciones establecidas en la legislación europea se cumplan rigurosamente para evitar el sufrimiento y la muerte de los animales (fondo documental CFI).

Fuente información: ADDA DEFIENDE LOS ANIMALES (revista número 53)

Avances científicos sin experimentación Animal: Mini órganos y mini órganos en chip.

15 noviembre 2019

Ong ADDA presenta en España el video traducido al castellano y producido por la organización alemana “Doctors Against Animal Experiments” que explica cómo se pueden sustituir los experimentos con animales por técnicas alternativas.

Hace una década, en 2009, surgieron las primeras publicaciones que describían, por primera vez, el cultivo de mini órganos derivados de cultivos tridimensionales de células humanas; los llamados organoides. Desde entonces, se ha progresado mucho en estas técnicas que han abierto nuevas vías para las aplicaciones biomédicas y multitud de enfoques innovadores en la investigación, como los sistemas de órganos en un chip y la medicina personalizada.

ADDA, como representante en España de la Coalición Europea para la Abolición de los Experimentos con Animales (siglas en inglés ECEAE), quiere dar a conocer a los estudiantes españoles, y al público en general, este video de carácter científico y didáctico que explica, de forma sencilla, estas nuevas tecnologías de las que disponen los investigadores.

No cabe duda de que se necesitan sistemas de modelos humanos si queremos obtener datos relevantes para la medicina, la farmacología y la toxicología. Los organoides humanos y otros modelos de cultivos de células humanas tridimensionales, combinados con las tecnologías de órganos en un chip y los experimentos in silico (simulaciones en computadoras) además de resultar muy prometedores, proporcionan mejores soluciones y resultados más fiables para el estudio de las enfermedades humanas. Poner fin a la experimentación con animales es posible y está cada vez más cerca.

El video se puede visionar en VIMEO y en YOUTUBE

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El 95,22% de los animales utilizados para investigación en 2018 sufrieron dolor

Durante el pasado año se utilizaron 836.096 seres vivos con estos fines, 33.120 más que en 2017, siendo los ratones (62%), los peces (10,6%), y las aves de corral (9,5%) los más usados.

12 noviembre 2019


El año pasado se utilizaron en España 836.096 animales para la investigación científica y la docencia, de los cuales un 95,22% sufrieron alguna clase de dolor. La cifra se mantiene estable y siempre por debajo del millón desde 2010, cuando se usaron 1.344.986 animales con fines científicos.

Según el último informe sobre el uso de animales en experimentación que el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente ha remitido a la Comisión Europea, de los 836.096 animales utilizados, aumentando en 33.120 el número de ejemplares utilizados respecto a 2017. El 98,3% se emplearon por primera vez y el 1,6% fueron reutilizados siguiendo los requisitos y condiciones que exige la Unión Europea (UE).

La mayoría de los animales utilizados fueron ratones (62%), peces (10,6%),aves de corral (9,5%), ratas (6,3%), pez cebra (4,3%), conejos (2,69%) y cerdos (1,43%). De acuerdo con el informe, en 2018 el uso de mamíferos no ha variado sustancialmente con respecto a años anteriores, y el de anfibios se mantiene estable, si bien se aprecia una variación en el número de peces «relativamente elevado» en comparación con otros años.

El informe destaca el aumento del número de cefalópodos utilizados para investigación desde los 20 que se usaron en 2017 hasta los cerca de 4.000 del año pasado, que sirvieron para desarrollar varias líneas de investigación de enfermedades y para mejorar el conocimiento de su biología y su reproducción.

La mayoría de los animales se utilizaron para hacer estudios sobre protección medioambiental, para preservar la biodiversidad o para estudiar la biología o etiología de ese animal, y en algunos casos para proyectos de estudios relacionados con el sistema nervioso (ciervos) o el reproductor (muflón).

El informe especifica el grado de dolor, estrés o sufrimiento experimentado por los animales en la investigación y desvela que el 52% de ellos padeció dolor leve y el 36% dolor moderado (435.810 animales y 300.199, respectivamente). Sin embargo, 60.398 animales padecieron un sufrimiento «severo» (el 7,22% del total) y 39.689 no recobraron la conciencia después de ser utilizados en algún estudio con anestesia general (el 4,75%).

Además, de los 836.096 animales usados el año pasado, 529.652 (el 66%) no fueron alterados genéticamente y 300.000 habían sido alterados genéticamente -con o sin algún fenotipo patológico- para investigación específica de una enfermedad.

Dada la especial sensibilidad ante el uso de primates, la estadística incluye un apartado con información específica sobre el uso y procedencia de los 274 ejemplares utilizados en 2018. El 72% del total (198 primates) habían nacido en África, 73 en Asia y tres en un establecimiento registrado de la Unión Europea.

En ningún caso se emplearon primates capturados en la naturaleza, dado que para los animales nacidos en libertad la captura y el transporte es algo angustioso, sino que todos los primates utilizados habían nacido en cautividad, y en su mayor parte procedían de colonias autosostenidas, en las que los animales se crían en comunidad pero son mantenidos y están acostumbrados a los seres humanos.

De los animales usados el año pasado, el 48% se dedicaron a investigaciones básicas para conocer la estructura y funcionamiento de los organismos vivos, y el 27,4% a la investigación aplicada, que incluye el desarrollo y fabricación de productos farmacéuticos, alimentos, piensos, y pruebas de calidad y seguridad.

Entre 2009 y 2016, el uso de animales en laboratorios españoles se ha reducido significativamente gracias, en gran medida, a la directiva que obliga al fomento de las 3R, es decir, a reemplazar animales por otras técnicas siempre que sea posible, a reducir al mínimo su uso en los laboratorios y experimentos y refinar los métodos empleados en la investigación.

Además, más 140 centros de investigación se han sumado voluntariamente al Acuerdo de Transparencia sobre el uso de animales en experimentación científica en España promovido en 2016 por la Confederación de Sociedades (COSCE).

Fuente de información: Público

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Un vídeo muestra el terrible maltrato a monos, perros y gatos en un laboratorio alemán

La imágenes muestran a los animales maltratados para hacerles pruebas agresivas, atados a máquinas que parecen de tortura o moribundos en celdas llenas de sangre

16 octubre 2019

La asociación protectora de animales Cruelty Free International ha denunciado el laboratorio de Farmacología y Toxicología (LPT) en Hamburgo (Alemania) por la brutal situación a la que están sometidos monos, perros, gatos y otros animales.

La asociación ha logrado grabar de forma encubierta y difundir un vídeo con imágenes que pueden herir la sensibilidad de los espectadores. Se puede ver a monos amarrados por el cuello en una especie de aparatos metálicos de tortura, perros encerrados en jaulas llenas de su propia sangre, trabajadores que los manipulan con violencia para controlarlos y someterles a pruebas con fármacos.

Cruelty Free International dice que las condiciones “violan claramente” los requisitos mínimos de bienestar animal de la UE y pide el cierre de la instalación.

La publicación de las imágenes ha hecho que asociaciones en defensa de los animales den el grito de alarma para cerrar el laboratorio de los horrores de Hamburgo. “Esto no se puede tolerar, y estamos pidiendo que se cierre este laboratorio y que las autoridades alemanas realicen una investigación completa”, explica Kate Willett, de Humane Society International.

Soko Tierschutz, una organización benéfica que hace campaña por los derechos de los animales, denuncia que las imágenes demuestran una “horrenda mezcla de sufrimiento y crueldad” y que sus prácticas violan la legislación alemana y de la UE.

Es impensable que esto esté sucediendo en un país que tiene la protección animal en su constitución”, dijo Friedrich Mülln de la organización animalista alemana. “Hacemos un llamamiento al gobierno alemán para que tome medidas inmediatas para cerrar LPT y poner fin a estas pruebas de envenenamiento crueles y anticuadas.

Después de que se difundieran las imágenes, las autoridades de la región de Harburgo verificaron in situ las instalaciones del laboratorio y confirmaron algunas de las denuncias hechas por los animalistas eran ciertas. “Descubrimos que las jaulas eran demasiado pequeñas, tal como afirmaron los activistas”, explicó el portavoz de la autoridad local.

La Oficina Estatal de Protección al Consumidor y Seguridad Alimentaria de Baja Sajonia ya ha presentado cargos ante el Fiscal en Luneburg por presuntas violaciones contra las leyes de protección animal.

Envenenamientos y condiciones deplorables

LPT es un laboratorio de propiedad familiar en el que se realizan pruebas de toxicidad para compañías farmacéuticas, industriales y agroquímicas de todo el mundo con el fin de que sus productos cumplan con los requisitos de los gobiernos y de las autoridades reguladoras.

Las pruebas que ahí se les realiza suponen envenenar a los animales para poder saber qué cantidad de una sustancia química o droga puede causar daño y así determinar la dosis adecuada. Para ello, según explica Cruelty Free International, “ Los animales son inyectados o se les hace comer o inhalar cantidades crecientes de una sustancia para medir los efectos tóxicos que pueden ser graves e incluyen vómitos, hemorragias internas, dificultad respiratoria, fiebre, pérdida de peso, letargo, problemas de la piel, insuficiencia orgánica e incluso la muerte . No se proporcionan anestésicos ni alivio del dolor”.

La imágenes que demuestran las terribles prácticas fueron posibles gracias a un activista que consiguió infiltrarse como trabajador en el centro desde diciembre de 2018 hasta marzo de 2019. Este asegura que fue testigo de pruebas en perros de raza beagle, monos macaco, gatos y conejos y que estos fueron mantenidos en condiciones horribles.

Según los informes de Cruelty Free International, los Beagles tenían tubos colocados forzadamente en sus gargantas y les daban fármacos, y a menudo sangraban después de los experimentos. A tenor de las declaraciones del denunciante, los monos fueron quienes más sufrían las pruebas. Los mantenían confinados en pequeñas jaulas, muchos de ellos se volvían locos y andaban en círculos. Aseguran que había muchos a los que les inyectaban sustancias hasta 13 veces al día.

Michelle Thew, directora ejecutiva de Cruelty Free International declaró que “nuestra investigación ha descubierto un terrible sufrimiento animal, una atención inadecuada, malas prácticas e infracciones de las leyes europeas y alemanas. Hacemos un llamamiento para que se cierre el Laboratorio de Farmacología y Toxicología (LPT ). También solicitamos una revisión exhaustiva del uso de animales en las pruebas de toxicidad en Europa, incluido el Reino Unido. Cada investigación, sin falta, muestra una historia similar de miseria y de desprecio de la ley”.

Fuente de información: La Vanguardia

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