Hace falta invertir en métodos de investigación sin animales para acelerar el descubrimiento de tratamientos y vacunas contra el virus SARS COVID-19 y otras patologías

La ONG Animal Defenders International, con sede en Londres, ha elaborado una carta avalada por un centenar de expertos en la materia y dirigida a la Organización Mundial de la Salud, a gobiernos estatales, y también a investigadores, empresas y organismos financieros del sector. El texto insta a abandonar la ineficacia y la crueldad de las pruebas científicas realizadas con animales para descubrir tratamientos de enfermedades y a invertir mucho más en los múltiples métodos biotecnológicos de investigación ya existentes, unos métodos que conllevan una fiabilidad mucho mayor pero también unos costes iniciales destacables. La carta fue publicada en el marco de la Asamblea Mundial de la Salud, el pasado 18 de mayo, y ya ha sido firmada por más de 51.000 personas.

Las últimas estimaciones calculan que cada año se utilizan en Europa 11 millones de animales para los diversos procesos que conlleva la experimentación. A nivel mundial esta cifra se eleva hasta los 192 millones. La eclosión del nuevo virus, COVID-19, a escala planetaria, ha acelerado la rueda de financiación y colaboración entre científicos, empresas y gobiernos de todo el mundo para tratar de encontrar una vacuna o un tratamiento adecuado al patógeno. Lo cierto, es que la mayoría de estas investigaciones siguen utilizando los animales y los inducen a la muerte o peor aún, los someten a dolores persistentes, sufrimiento y en general a unas condiciones de cría, transporte y estancia absolutamente contrarias a su bienestar. Todo ello a pesar de que la última directiva europea en la materia (2010/63 / EU «Protección de los animales utilizados para fines científicos«) obligue al contrario, y a pesar de que el Artículo 13 del Tratado de Funcionamiento de la Unión estipule claramente que «el bienestar de los animales es un valor consagrado de la institución «.

En la investigación contra este nuevo tipo de Coronavirus, lejos de huir de la tendencia, se están utilizando sobre todo ratones, hurones, cobayas, cerdos, gatos y varios tipos de primates, mayoritariamente en laboratorios del Reino Unido, los Estados Unidos, los Países Bajos, China o Australia. Varios estudios han demostrado que a pesar de la alta similitud entre el sistema genético de ciertos animales y el sistema genético humano, factor que es empleado generalmente para justificar esta práctica, el metabolismo no sólo es absolutamente dispar entre especies sino que además varía de manera notoria también entre individuos. Dicho de otro modo, el hecho de que una sustancia actúe de igual forma en animales y en personas no debería atribuirse a una constatación empírica, sino más bien a una casualidad. La carta pone como ejemplo el caso de los ratones, que tienen un sistema respiratorio diferente y unos receptores celulares distintos de los que utiliza el virus para infectar a los seres humanos. En lugar de descartar el poco rigor pues, y empujados sobre todo por el negocio circular suculento que gira desde hace más de medio siglo entorno a los animales, los «investigadores» tratan de humanizar a los ratones para asegurarse de que contraen y desarrollan el virus de la misma manera que lo hacen las personas.

Durante esta larga etapa en la historia de la investigación, más de un 90% de los fármacos identificados como positivos en animales han resultado ser absolutamente ineficaces o contraproducentes para las personas. Sin embargo la delegación de la Organización Mundial de la Salud en China avisa que aún hay que encontrar el animal ideal para investigar patógenos y vías de transmisión y para ensayar terapias antivirales y vacunas. Este hecho evidentemente estimula aún más la inercia de esta ciencia lenta y de muy cuestionable fiabilidad y la incentiva en la búsqueda de este modelo «de animal ideal» en lugar de dejar paso a los nuevos métodos biotecnológicos que poco a poco, pero con algunos obstáculos, van ganando peso.

Estas nuevas posibilidades, que reducen el tiempo de investigación y aumentan de manera notoria la rigurosidad, necesitan sin embargo altas fuentes de financiación y apoyo para poder progresar. Entre ellas hay modelos matemáticos de transmisión y tamaño de la epidemia, el uso de cultivos de fluidos pulmonares para estudiar el genoma del virus, muestras de biopsia de pacientes para investigar el daño provocado en el tejido pulmonar, modelos de inteligencia artificial que podrían proyectar tratamientos, órganos humanos en chips que emulan la infección para el descubrimiento de fármacos, organoides desarrollados a partir de células madre, modelos de células in vitro en 3D y tratamientos con anticuerpos generados por personas que ya han superado el virus.

En un movimiento para acelerar el proceso la Coalición Internacional de Autoridades Reguladoras de Medicamentos ICMRA informó durante este tiempo de confinamiento que, en el caso exclusivo del nuevo SARS COVID-19 no hará falta probar la efectividad de las vacunas en animales antes de proceder a los ensayos clínicos en humanos. No obstante, los tests seguirán siendo requisitos indispensables antes de que ninguna vacuna o tratamiento se pueda empezar a comercializar, con el perjuicio que esto seguirá implicando para millones de animales en todo el mundo.

JAN CREAM (Presidenta de Animal Defenders International): «Hay una necesidad urgente de abordar y tratar la COVID-19 y otras enfermedades humanas con una ciencia mejor y más rápida. Para proporcionar tratamientos más seguros y efectivos para ayudar a las personas necesitamos alejarnos de la investigación con animales y adoptar métodos científicos avanzados y fiables, más relevantes para los humanos «.

Dr. ARYAN TAVAKKOLI (neumólogo MRCP FRACP): «Con métodos increíblemente sofisticados, como los modelos de pulmón humano disponibles, es vital que los recursos y el tiempo vayan destinados a estos métodos para encontrar tratamientos y una vacuna para este virus potencialmente mortal«. (14 mayo 2020)

Un 71% de los españoles está en contra de que se experimente con animales en la ciencia y llaman al cambio

17 julio 2020

Un 71% de los españoles encuestados para el estudio ‘Cruelty Free Europe’, un lobby de presión europeo en contra de la experimentación con animales, está en contra de que se siga experimentando con animales en la ciencia y llaman a los políticos a que pongan entre sus prioridades un cambio en este sentido y a tomr medidas y objetivos con el fin de acabar con esta práctica.

El estudio fue realizado vía internet por la consultoría británica’ Savant ComRes’ entre el 9 y el 19 de junio y, según explica la organización, contó con la participación de un total de 5.653 adultos repartidos por doce estados miembros de la Unión Europea, entre ellos España.

Del documento se desprende que, el país está un punto por encima de la media europea (un 70%) en este pensamiento. No están tan igualdados los porcentajes, sin embargo, en otras cuestiones.

Así, un 69%, (cinco puntos por debajo de la media europea) de los españoles opina que los tests destinados a la venta de productos cosméticos son absolutamente inaceptables, más después del veto general a esta práctica alcanzado e integrado legalmente a partir del 11 de marzo de 2013 por la política comunitaria; y un 71% de los españoles (frente al 76% en el conjunto de la encuesta en Europa), considera que los experimentos destinados a la comercialización de productos de limpieza del hogar deberían ser expresamente prohibidos por la Unión.

España es, además, el país que menos está de acuerdo en que la UE invierta más recursos en desarrollar investigaciones y métodos alternativos, más fiables científicamente y exentos de todo maltrato. Por países, están a favor de esa cuestión un 85% de los encuestados en Portugal, un 84% en Croacia, un 80% en Polonia y Rumanía, un 79% en Italia, un 76% en Alemania, un 75% en Francia y un 72% en España.

INCUMPLIMIENTO DE LA DIRECTIVA EUROPEA

Un 71% de los españoles está en contra de que se experimente con animales en la ciencia y llaman al cambio

Desde la organización explican que, pese a la directiva europea vigente en relación a la protección de los animales utilizados para fines científicos, los últimos estudios demuestran que el maltrato y por lo tanto el incumplimiento en este ámbito sigue siendo muy marcado. El informe oficial más reciente elaborado por la Comisión Europea constata como, entre 2015 y 2017 tuvieron lugar en Europa un total de 30 millones de experimentos con animales supuestamente destinados a la investigación.

Todo ello a pesar de que se haya recalcado en distintos estudios y de manera reiterada que más del 90% de las sustancias testadas en animales no son válidas posteriormente, por toxicidad o ineficacia, cuando se prueban en humanos», explican los responsables del trabajo.

Para la directora de Ciencia de Cruelty Free Europe, Katy Taylor, «no es bueno que se siga insistiendo por defecto en las pruebas desactualizadas y poco fiables con animales en un intento de desarrollar tratamientos contra enfermedades humanas y protección contra productos químicos tóxicos para las personas y para el medio ambiente».

«La Unión Europea debe crear un marco que incentive nuevos y modernos enfoques sin animales y que resulten efectivos para la protección de sus ciudadanos y del medio ambiente», explica. A su juicio, los objetivos y plazos para eliminar las prácticas insostenibles y reemplazarlas por otras de mejores ya existen en algunas políticas de la Unión Europea, como es el caso de aquellas referentes a emisiones de carbono, residuos o reciclaje.

En Cruelty Free Europe participa la ONG española ADDA, cuya presidenta, Carmen Méndez, ha señalado que «España, como miembro de la Unión Europea, debe ser receptiva a los cambios de la sociedad y a los avances que ofrece la ciencia actual». Así, cree que el país «debe participar y contribuir en el desarrollo y la implementación de las técnicas alternativas que sustituyan los ineficaces y crueles experimentos con animales».

Fuente de información: Europa press -Ciencia Plus

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La Agencia de Protección Ambiental de EE.UU (EPA) se compromete a poner fin a los ensayos con animales

27 enero 2020

El pasado septiembre, la Agencia de Protección Ambiental (EPA en inglés) de Estados Unidos anunció un plan para reducir y con el tiempo eliminar su dependencia de los ensayos en animales para evaluar el peligro de los productos químicos. Actualmente, la EPA realiza, o requiere que las compañías químicas realicen ensayos en conejos, ratones, ratas y peces para evaluar la toxicidad química. La EPA se ha comprometido a una reducción del 30 por ciento en su financiamiento y solicitudes de estudios de toxicología que involucran mamíferos para 2025, y poner fin a casi todos esos estudios en 2035 (después de 2035, los ensayos de seguridad química en mamíferos requerirán la aprobación, caso por caso, de la EPA). Para lograr estos objetivos, la EPA ha otorgado $ 4,5 millones a cinco universidades para ayudar a desarrollar nuevos métodos sin animales, como las pruebas in vitro o el modelado y simulación por computadora. Estos métodos alternativos a menudo requieren menos recursos, pueden evaluar más productos químicos en un tiempo más corto y son tan buenos o mejores para predecir la toxicidad en comparación con los modelos animales actuales.

Avances científicos sin experimentación Animal: Mini órganos y mini órganos en chip.

15 noviembre 2019

Ong ADDA presenta en España el video traducido al castellano y producido por la organización alemana “Doctors Against Animal Experiments” que explica cómo se pueden sustituir los experimentos con animales por técnicas alternativas.

Hace una década, en 2009, surgieron las primeras publicaciones que describían, por primera vez, el cultivo de mini órganos derivados de cultivos tridimensionales de células humanas; los llamados organoides. Desde entonces, se ha progresado mucho en estas técnicas que han abierto nuevas vías para las aplicaciones biomédicas y multitud de enfoques innovadores en la investigación, como los sistemas de órganos en un chip y la medicina personalizada.

ADDA, como representante en España de la Coalición Europea para la Abolición de los Experimentos con Animales (siglas en inglés ECEAE), quiere dar a conocer a los estudiantes españoles, y al público en general, este video de carácter científico y didáctico que explica, de forma sencilla, estas nuevas tecnologías de las que disponen los investigadores.

No cabe duda de que se necesitan sistemas de modelos humanos si queremos obtener datos relevantes para la medicina, la farmacología y la toxicología. Los organoides humanos y otros modelos de cultivos de células humanas tridimensionales, combinados con las tecnologías de órganos en un chip y los experimentos in silico (simulaciones en computadoras) además de resultar muy prometedores, proporcionan mejores soluciones y resultados más fiables para el estudio de las enfermedades humanas. Poner fin a la experimentación con animales es posible y está cada vez más cerca.

El video se puede visionar en VIMEO y en YOUTUBE

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El 95,22% de los animales utilizados para investigación en 2018 sufrieron dolor

Durante el pasado año se utilizaron 836.096 seres vivos con estos fines, 33.120 más que en 2017, siendo los ratones (62%), los peces (10,6%), y las aves de corral (9,5%) los más usados.

12 noviembre 2019


El año pasado se utilizaron en España 836.096 animales para la investigación científica y la docencia, de los cuales un 95,22% sufrieron alguna clase de dolor. La cifra se mantiene estable y siempre por debajo del millón desde 2010, cuando se usaron 1.344.986 animales con fines científicos.

Según el último informe sobre el uso de animales en experimentación que el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente ha remitido a la Comisión Europea, de los 836.096 animales utilizados, aumentando en 33.120 el número de ejemplares utilizados respecto a 2017. El 98,3% se emplearon por primera vez y el 1,6% fueron reutilizados siguiendo los requisitos y condiciones que exige la Unión Europea (UE).

La mayoría de los animales utilizados fueron ratones (62%), peces (10,6%),aves de corral (9,5%), ratas (6,3%), pez cebra (4,3%), conejos (2,69%) y cerdos (1,43%). De acuerdo con el informe, en 2018 el uso de mamíferos no ha variado sustancialmente con respecto a años anteriores, y el de anfibios se mantiene estable, si bien se aprecia una variación en el número de peces «relativamente elevado» en comparación con otros años.

El informe destaca el aumento del número de cefalópodos utilizados para investigación desde los 20 que se usaron en 2017 hasta los cerca de 4.000 del año pasado, que sirvieron para desarrollar varias líneas de investigación de enfermedades y para mejorar el conocimiento de su biología y su reproducción.

La mayoría de los animales se utilizaron para hacer estudios sobre protección medioambiental, para preservar la biodiversidad o para estudiar la biología o etiología de ese animal, y en algunos casos para proyectos de estudios relacionados con el sistema nervioso (ciervos) o el reproductor (muflón).

El informe especifica el grado de dolor, estrés o sufrimiento experimentado por los animales en la investigación y desvela que el 52% de ellos padeció dolor leve y el 36% dolor moderado (435.810 animales y 300.199, respectivamente). Sin embargo, 60.398 animales padecieron un sufrimiento «severo» (el 7,22% del total) y 39.689 no recobraron la conciencia después de ser utilizados en algún estudio con anestesia general (el 4,75%).

Además, de los 836.096 animales usados el año pasado, 529.652 (el 66%) no fueron alterados genéticamente y 300.000 habían sido alterados genéticamente -con o sin algún fenotipo patológico- para investigación específica de una enfermedad.

Dada la especial sensibilidad ante el uso de primates, la estadística incluye un apartado con información específica sobre el uso y procedencia de los 274 ejemplares utilizados en 2018. El 72% del total (198 primates) habían nacido en África, 73 en Asia y tres en un establecimiento registrado de la Unión Europea.

En ningún caso se emplearon primates capturados en la naturaleza, dado que para los animales nacidos en libertad la captura y el transporte es algo angustioso, sino que todos los primates utilizados habían nacido en cautividad, y en su mayor parte procedían de colonias autosostenidas, en las que los animales se crían en comunidad pero son mantenidos y están acostumbrados a los seres humanos.

De los animales usados el año pasado, el 48% se dedicaron a investigaciones básicas para conocer la estructura y funcionamiento de los organismos vivos, y el 27,4% a la investigación aplicada, que incluye el desarrollo y fabricación de productos farmacéuticos, alimentos, piensos, y pruebas de calidad y seguridad.

Entre 2009 y 2016, el uso de animales en laboratorios españoles se ha reducido significativamente gracias, en gran medida, a la directiva que obliga al fomento de las 3R, es decir, a reemplazar animales por otras técnicas siempre que sea posible, a reducir al mínimo su uso en los laboratorios y experimentos y refinar los métodos empleados en la investigación.

Además, más 140 centros de investigación se han sumado voluntariamente al Acuerdo de Transparencia sobre el uso de animales en experimentación científica en España promovido en 2016 por la Confederación de Sociedades (COSCE).

Fuente de información: Público

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