Unitaria manifestación contra el maltrato de primates en el centro de Alemania

El Instituto Ernst Strüngmann de Frankfurt lleva 12 años excusándose en la investigación neurológica para proceder con experimentos muy severos en ratones, ratas, gatos y monos.

6 julio 2024

Alrededor de 2.000 de personas se reunieron el pasado 6 de julio para denunciar la actividad absolutamente inhumana que el Instituto Ernst Strüngmann, lleva a cabo desde ya hace 12 años a través de ensayos invasivos a animales. La concentración, convocada ante la sede de este centro en la ciudad de Frankfurt, fue auspiciada por la “Alianza de Bienestar Animal”, una unión que se ha formado entre diferentes organizaciones alemanas: SOKO Tierschutz, PETA, Animal Rights Watch, Doctors Against Animal Experiments, Activists for the Victims y otros grupos más locales. El motivo es que hace ya un año y medio que salieron a la luz varios maltratos y actuaciones ilegales, todos ellos denunciados, y a los cuales nadie ha puesto aún remedio.

12 años de maltrato

El Instituto Ernst Strüngmann fue fundado en 2012, por los hermanos Andreas y Thomas Strüngman, que le pusieron al nuevo centro el nombre de su padre, líder del negocio familiar de genéricos farmacéuticos. Aportaron, ellos dos, 200 millones de euros, completados por la Fundación Ernst Strüngmann, y por el mismo estado de Hessen, que en 2018, por ejemplo, financió con 30 millones de euros de dinero público la construcción de su nueva ubicación. Ocupó, en un principio, la instalación que poseía el Instituto Max Planck y adoptó a los animales que venía usando éste desde hacía ya 30 años.

Su tarea, desde entonces, focaliza en indagar las conexiones y procesos que ocurren en el cerebro. La llamada investigación básica, orientada a completar el conocimiento que falta en este campo, sin aplicación práctica alguna. Para ello, igual que otros 8 centros de Alemania (situados en Göttingen, Bremen, Marburg, Tübingen y Magdeburg), se ha valido en estos años de animales. Ha empleado a ratones y ratas, gatos (con los cuales ya cesó la actividad supuestamente) y monos. En la mayoría de ellos se monitorizaban reacciones, por medio de unos implantes de metal instalados en el cerebro, previa perforación y daño del mismo.

Consta ahora, que en el centro, aparte de roedores, permanecen 17 monos Rhesus, 20 titíes, y un macaco cola larga. Cuatro de ellos, Gandalf, Rhea, Lenny y Homer, han sufrido a lo largo de 20 años de torturas repetidas.

El mono Gehege torturado con este visible implante en la cabeza

La reciente indagación

Hasta aquí lo que acontece en tantos otros institutos, universidades o laboratorios, que defienden su tarea supuestamente “científica” para intentar hallar remedio a enfermedades que incrementan su presencia como son el alzheimer o el parkinson. Pero ya hace un año y medio, empezó a cambiar la cosa, por lo menos el relato. Filtraciones desde dentro del instituto Ernst Strüngmann relataron una serie de sucesos de maltrato y negligencia. Los implantes los hacían personas sin experiencia. Se privaba de comer o de beber a los distintos animales, para que así cooperaran en los diversos experimentos, y se hacía pasar hambre a individuos que después no eran usados. Los ratones se almacenaban en cajas, y los monos, tan sociables, se encerraban en jaulas pequeñas y absolutamente aisladas.

En febrero de 2023, con este informe como base, Doctors Against Animal Experiments (DAAE), la organización con la cual colabora Ong ADDA en la ECEAE (European Coalition to End Animal Experiments) contactó con las autoridades para pedir actuaciones al respecto. La petición fue ignorada en un inicio, pero en julio, 2023, el Ministerio de Ciencia aseguró que mediaría para cesar estas prácticas.

Sin embargo, dos filtraciones este año han demostrado que aún nadie ha hecho nada. La primera, a inicios de 2024, confirmaba que un par de veterinarios encargados de los monos renunciaban, posiciones que no han sido reemplazadas y que son imprescindibles, como marca así la ley, para seguir con los ensayos. La segunda, el mes pasado, con nuevas fotografías que demuestran que la actividad dentro del centro continúa inalterable.

DAAE puso, el mes de abril, una querella criminal contra el consejo Regional de Darmstadt, la autoridad competente, una de las tres regiones que conforman el estado federal de Hessen. Y ahora SOKO Tierschutz ha demandado al Instituto por maltrato reiterado con las nuevas evidencias, pidiendo un rescate de todos los animales.  

¿Hace falta, entrado el siglo XXI, con avances importantes en la ciencia como son los miniórganos, minicerébros o también la inteligencia artificial, causar daños tan severos a inocentes animales por pura curiosidad?

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