Se incrementan los estudios para la cría intensiva, y aumentan las pruebas que ya cuentan con alternativas como son las de pirógenos.
2 diciembre 2024
El número de usos de animales en el Estado español, en 2023, para la ciencia y la docencia, fue de 1.144.214. Esta cifra representa 20.969 pruebas/usos más que en 2022 (1.123.245) y 145.101 menos que en 2021 (1.289.315). Son los datos derivados del informe que anualmente el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación está obligado a publicar y a reportar a la Comisión Europea. Un mandato que deriva de la normativa en este campo a escala europea, la Directiva 2010/63/UE, y de su trasposición estatal (artículo 41,6 del Real Decreto 53/2013).
Este informe, que debe ser publicado antes del 10 de noviembre de cada año, recoge los datos trasladados por los centros de investigación y de la docencia a las administraciones. Siguiendo las directrices marcadas por la citada directiva, únicamente se contabilizan la cantidad total de usos, sin quedar reflejada la cifra de los distintos animales empleados, que han podido ser sometidos a más de un experimento.
Cifras generales
Los números reportados pueden ser subestimados por factores muy diversos (cambios en proyectos, movilidad del personal o, incluso, errores en sistemas informáticos). Tampoco quedan incluidos el monto de animales que, en el proceso de cría o de transporte, hayan podido sufrir daños y sean, finalmente, descartados para ensayos.
Teniendo todo esto en cuenta, el crecimiento general que se observa en el informe deriva, mayoritariamente, del aumento de experimentos en peces (especialmente en lubinas, tanto adultas como larvas). Estas pruebas resultan muy preocupantes, y responden al gran auge que tiene la acuicultura a causa de su ubicación en complejos intensivos artificiales, como pueden ser en tierra, lo que genera hacinamiento, sufrimiento, enfermedades y alteración del entorno. Un sector que también está incrementando el uso de cefalópodos –pulpos y sepias, especialmente–en ensayos que, en cifras, han pasado de los 1.791 (en el año 2022) hasta los 6.056 actuales.
La descripción por especies mantiene una tendencia similar, con un repunte en los usos de los conejos, los cerdos y los gatos. Al margen de los peces, los ratones continúan siendo los más utilizados (439.229 usos), seguidos por las gallinas (104.446), las ratas (46.283) y los conejos (15.669). Continúan siendo utilizados los perros (1.491) y persisten los ensayos con caballos, burros, cerdos, cabras u ovejas, promovidos por las granjas industriales en experimentos de nutrición, de “bienestar” o crecimiento.
La cifra de animales reutilizados (que repiten y se emplean en más de un experimento) ha pasado de los 10.369 en el año 2022 a los 17.756 en 2023. Datos que resultan preocupantes, debido a que el uso reiterado de un animal puede aumentar su angustia y sufrimiento.
Por otro lado, disminuye, en general, la severidad de los ensayos. Estos son clasificados en cuatro categorías con respecto al sufrimiento: leve, moderado, severo o sin recuperación (muertos tras proceso de anestesia o invasivo). Se desconocen los mecanismos de comprobación que verifican la información que reporta cada centro al concluir el experimento. Según los datos publicados, los decesos han disminuido (de los 33.891 del año 2022 a los 19.269 del 2023). También las pruebas más severas (de 75.151 a 67.574).
El 57 % de los ensayos se encuentran mayoritariamente focalizados en la investigación aplicada (toxicidad, tratamientos o diagnóstico de enfermedades), seguidos en el 27 % por la investigación básica (comportamiento, biología, medicina…) y el 11,47 % en la producción rutinaria y ensayos regulatorios (afectación de un producto o ingrediente, o extracción de anticuerpos o de sangre).
Ensayos pese a las alternativas
La citada directiva es muy clara en este punto: “No hay que emplear animales si existen alternativas validadas”. Un mandato que continúa incumpliéndose, según se observa en pruebas como la de los pirógenos (patógenos o sustancias que pueden provocar fiebre), realizadas en conejos, que pasan de 6.429 a 7.294. Asimismo, las pruebas de toxicidad aguda y subaguda, con los ensayos letales LD50, han aumentado de 3.476 a 4.582.
Asimismo, en el ámbito de la docencia y la enseñanza superior, los datos publicados señalan un incremento del 27 %, a pesar de la existencia de las muchas herramientas de sistemas NO animales y organizaciones que, como INTERNICHE (Red Internacional para la Educacion Humanitaria), proporcionan una educación y capacitación alternativa de buena calidad y totalmente humanitaria en las disciplinas de medicina humana, veterinaria y ciencias biológicas.
Más información:
“Informe sobre usos de animales en experimentación y otros fines científicos, incluyendo la docencia durante 2023” (Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, noviembre 2024): https://www.mapa.gob.es/es/ganaderia/temas/produccion-y-mercados-ganaderos/informeparapublicarsobreusosen2023_tcm30-696346.pdf